Abraham Giménez, el conductor que causó la muerte del agente de tráfico de la Guardia Civil José Antonio Pérez el 4 de marzo en Barbastro al saltarse un control, aseguró ayer en la primera jornada de la vista oral del juicio celebrado en el Tribunal de Menores en Huesca que no tuvo intención de hacer daño al agente.
El conductor, que en el momento del luctuoso incidente le quedaban dos meses para cumplir la mayoría de edad, reiteró su tesis inicial. Aseguró que el agente introdujo el brazo en el interior del vehículo para tratar de persuadirle para que se detuviera. Acto seguido, el conductor aceleró al máximo arrastrando al agente durante unos 30 segundos a 80 kms/h, lo que le provocó la muerte en el acto. El acusado señaló en el juicio que todo se debió a “una imprudencia” y aseguró no recordar con precisión como se desarrollaron los hechos.
Después, él y sus tres acompañantes –todos familia- , se dieron a la fuga tras haber colisionado posteriormente contra otro vehículo. Tras la detención, el joven ingresó en un centro de menores en Juslibol mientras que sus acompañantes están bajo la tutela de sus padres. Mientras que el cuerpo del agente quedaba tendido en la N – 240 sin vida.
La defensa mantiene que el conductor no tuvo intención de hacer daño y pidió la libertad para su cliente.
Mientras que la Fiscalía pide ocho años de internamiento al acusarle de haber cometido siete delitos: homicidio, atentado a agente de la autoridad, conducción temeraria y sin licencia y tres delitos por lesiones.
La acusación particular eleva esa medida a diez años.