“Quiero ser feliz”

Ésta frase la oímos en consulta como objetivo en múltiples ocasiones. La felicidad es algo muy complejo y profundo; complicado de definir, sin embargo, lo que si tenemos claro es lo que para nosotros, para nuestra propia experiencia de vida es infelicidad. A día de hoy, y con nuestro ritmo de vida es necesario revisar el nivel de bienestar que percibimos. Lograr felicidad y un bienestar íntegro implica tener en cuenta nuestra salud tanto a nivel físico como psicológico reflejándose en buena salud, bienestar físico, bienestar mental y bienestar social.

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Aprender a comer de manera inteligente no sólo ayuda a nuestra felicidad, sino que también influye en disminuir el riesgo de enfermedades. De igual manera, si estamos en pleno funcionamiento a nivel físico notaremos una mejora en el desempeño de nuestras capacidades: flexibilidad, fuerza, resistencia, tonificación de músculos, postura corporal, así como y reducción de la grasa corporal. Por no mencionar la influencia que tiene el ejercicio físico reduciendo los niveles de estrés, ansiedad, depresión, mejorando la calidad del sueño, disminuyendo la fatiga y aportando energía y vigor para las actividades del día a día.

A nivel psicológico mejoramos la percepción de uno mismo, elevando la autoestima, fortaleciendo la seguridad, y mejorando la estética del cuerpo.

En resumen, la felicidad no consiste en un final, sino en un medio por el que cambiar nuestra vida, siendo más conscientes de lo que para nuestro cuerpo y mente es saludable.

¿Sabes sacar un ratito para invertir en felicidad o el propio ritmo de la vida te absorbe?

 Cristina Pérez Simón. Departamento de Psicología de Clínica Zahara y colaboradora de Siquia.

 

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