
Ronda Somontano.- ¿Qué significa sentir la vida?
Ejercicio y Bienestar.- Sentir la vida no es lo mismo que pensarla. Para sentirla es preciso dejar pasar los pensamientos y utilizar la energía psíquica para notarse, para darse cuenta de manera palmaria y ostentosa de que existen sensaciones por todos los rincones del cuerpo que pueden ser escuchadas, sentidas, a poco que la persona que lo habita ponga atención y no escuche durante unos breves instantes a la mente, que le está martilleando con una lluvia constante de pensamientos.
RS.- ¿Cómo puede lograrse eso que parece fácil pero que tiene tanta dificultad para ser incorporado a la vida cotidiana?
EB.- El modo más directo, eficaz y sencillo para sentir el cuerpo es activar cada una de las diferentes partes convencionales en las que podemos dividirlo, teniendo en cuenta que el cuerpo es una unidad indivisible. Pero se sugiere hacerlo por partes o zonas para que no resulte un procedimiento pesado.
Por ejemplo, una parte puede estar constituida por la extremidades inferiores que se usan para la locomoción, otra por las extremidades superiores que se usan para la manipulación, otra el centro del cuerpo constituido por la pelvis como recipiente y todos los órganos que en ella están depositados, otra por la parte alta del tronco donde están ubicados los pulmones y el corazón y finalmente la cabeza, que incluye la cara y el cuello.

RS.- ¿Para qué necesitamos activar estas zonas y cómo realizarlo?
EB.- Activar una zona corporal implica tonificar la musculatura llenándola de sangre, estimular la piel activando el sistema nervioso periférico y activar el esqueleto estimulando la médula ósea, con la finalidad de aumentar su nivel de percepción sensitivo y por lo tanto que resulte una zona especialmente sensible, de manera que sea mucho más sencillo notar que está ahí, completamente despierta para la conciencia que desea darse cuenta de ello.
Un modo muy sencillo y rápido consiste en darse con las manos tres pasadas por cada una de estas zonas. Una a nivel de la piel acariciándola o frotándola suavemente, otra a nivel muscular y tendinoso presionando con las yemas de los dedos la musculatura y otra final golpeando suavemente para que la médula ósea sea receptiva a estos golpes estimulantes.

Cuando has estimulado una zona, pongamos por ejemplo el triángulo de la locomoción (pies, piernas y muslos), con tres pasadas por la parte interna inhalando al subir (tomando aire) y bajando por la parte exterior exhalando (expulsando aire), conviene quedarse unos segundos completamente inmóvil atendiendo a toda la sinfonía de sensaciones que desprende esa zona.
RS.- ¿Conviene estimular todo el cuerpo o tan solo una o dos partes en cada ocasión en que necesitemos sentirnos?
EB.- Depende de las circunstancias personales y de las necesidades de un momento dado. Puede que se necesite estimular el triángulo de la locomoción porque la persona desea irse a andar o a correr, como una parte previa de la preparación necesaria; puede necesitarse despejar la cabeza porque se ha estado demasiado tiempo concentrado en alguna tarea; estimular el triángulo respiratorio porque la persona se siente enfriada o bien estimular la pelvis y las vísceras que allí están ubicadas porque se percibe algún tipo de malestar o se prepara para bailar.
De cualquier modo, cuando se percibe que la mente se ha adueñado de la vida conviene, aunque sea brevemente, regresar a casa, al hogar del cuerpo, para sentirse en plenitud y recobrar la clarividencia y templanza necesaria para vivir mejor.
Es un recurso o procedimiento sumamente barato, eficaz y sencillo de aplicar, no tiene ninguna contraindicación y los resultados son siempre rápidos y espectaculares. ¡Hay que probar y entrenar, no basta con creerlo o no!