¡Qué bonito es darte cuenta que cuando alguien te disgusta en el exterior, en lugar de intentar cambiarlo, antes has de mirar dentro de ti!

Nuestra tarea no es cambiar a las personas negativas o tóxicas que llegan a nuestra vida, nuestra tarea es sanar en nosotros aquello que nos ha conectado a ellas. Es así como podemos utilizar el espejo de las relaciones para crecer, para evolucionar.

Llega un momento, en que eres capaz de dejar de quejarte por lo que ves fuera y empiezas a AGRADECER por las partes sin sanar que el otro refleja de ti y que estaban tan escondidas que ni siquiera eras consciente. Entonces dejas de ser víctima de las circunstancias para asumir tu responsabilidad. Comprendes que todo tiene un PARA QUÉ orquestado dentro de un plan mayor y ese para qué siempre es tu aprendizaje y tu evolución.

Las relaciones se transforman y dan lugar al crecimiento cuando eres capaz de agradecer al otro todo lo que te enseña. EL UNIVERSO, a veces necesita incomodarnos, de lo contrario no saldríamos de nuestra zona de confort, nos amodorraríamos en nuestros patrones de conducta, programas, conductas defensivas… Aquellas que construimos para protegernos, para que no nos hicieran daño y para sobrevivir.

No te derrumbes cuando sientas que la vida te sacude, a veces es necesario romperte para construirte de nuevo y esa reconstrucción siempre es para una versión mejorada de uno mismo.

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