El tilo es un árbol grandioso, que proporciona mucha sombra y el que, además, produce flores en tal número que resulta muy sencillo distinguirlas desde cierta distancia. Pero más allá del indiscutible valor ornamental que tiene esta planta, su uso más extendido es el medicinal.
Con sus hojas y pétalos se llevan preparando infusiones desde la Edad Media. Unas infusiones que tienen múltiples beneficios para la salud.
Beneficios del tilo
El tilo es un calmante natural. Por este motivo, uno de los usos principales es para poder dormir mejor. Ahora bien, también se utilizan para tratar afecciones como la gripe, la indigestión, o los problemas de la vesícula biliar.
Asimismo se utilizan en caso de diarrea, migraña, resfriados, fiebre, la garganta irritada, tos, y/o la nariz congestionada. Incluso se hacen lociones que alivian la piel irritada.
En el pasado se creía que ayudaban a curar la epilepsia; tanto es así que en la mitología griega hay una ninfa llamada Philyra que se transformó en un tilo después de pedirles desesperadamente a los dios que la dejaran estar entre los seres humanos.
Hoy en día, con el increíble avance de la medicina que se ha producido desde la Antigua Grecia hasta el siglo XXI, se sabe que por desgracia ese problema no se cura tan fácilmente.
Cómo tomar tilo
Para poder aprovechar los beneficios se puede preparar una infusión, ya sea con hojas y/o con flores, o tomar en decocción o tintura. La cantidad va a variar dependiendo de qué es lo que se quiera tratar, por ejemplo:
- Dolor muscular: se tomará una infusión de flores.
- Insomnio: se elaborará una infusión con un máximo de diez gramos de tilo, y se tomarán tres tazas al día.
- Migraña: se tomarán un máximo de 50 gotas de tintura, en tres tomas.
- Resfriados: se preparará una infusión con un máximo de quince hojas de tilo, y se irá tomando a lo largo del día.
Eso sí, es importante que aquellos que tengan antecedentes de enfermedades cardíacas no consuman tilo.
Características del tilo
El tilo es un árbol que no puede estar en cualquier sitio. Es un tipo de planta que llega a alcanzar los 30 metros de altura y que llega a desarrollar una copa de hasta diez metros de diámetro. Es tal el espacio que necesita, que su sitio ideal es aquel jardín realmente amplio, para poderse cultivar como ejemplar aislado y así disfrutar de su belleza sin dificultad.
Una de las cosas que a veces se pasan por alto es que hay muchas variedades de tilo; en concreto, se estima que hay unas 30 especies del género Tilia. Pero las que más se cultivan con diferencia son la Tilia cordata y la Tilia platyphyllos. La primera es el tilo de hoja pequeña, que está presente en España, y que incluso llega hasta los Montes Urales. Su copa es más redondeada, compuesta por hojas en forma de corazón.
La segunda es el tilo común, también llamado tilo de hoja grande. Este último suele crecer en los bosques de hoja caduca, tanto de España como del resto de Europa, en compañía de otros árboles como arces y hayas. Su porte es piramidal y tiene una característica corteza de color gris que se agrieta con el tiempo.
Cuidados básicos del tilo
Para estar bien, todas las especies de tilo necesitan que el clima sea templado; es decir, que las estaciones estén bien marcadas. Asimismo, es muy recomendable que los veranos sean suaves y que en los inviernos se registren heladas moderadas.
Además de espacio, el suelo en el que crezcan tiene que ser ligero, y rico en nutrientes. Soportarán una inundación puntual, pero es preferible que la tierra sea capaz de absorber con rapidez el agua. De esta manera, las raíces no saldrán perjudicadas.
El riego es una tarea que hay que realizar cada pocos días, ya que no resisten la sequía. Esta agua tiene que ser lo más pura y limpia posible, de modo que no está de más ir recogiendo la de lluvia para ir utilizándola cada vez que sea preciso. En el caso de que esto no sea posible, entonces se optará por regar con agua cuyo pH sea ligeramente ácido, entre 4 y 6, puesto que el agua calcárea les causa clorosis férrica (amarilleo de las hojas debido a la falta de hierro).
Por último, no se deben de podar, a menos que tengan ramas rotas o enfermas. Las podas, especialmente si son drásticas, debilitan mucho a las plantas, y en el caso del tilo, además, les restan valor ornamental.
Así que si se quiere aprovechar de los beneficios que tiene este árbol, es preferible buscarle un lugar adecuado para que tenga una vida lo más larga posible.
Cada día me asombran mas las plantas y sus beneficios. Gracias por este artículo tan bien detallado