Cuenta una leyenda, que llegó a la ciudad barbastrense, un dragón pequeñito que fue creciendo en el colegio San Vicente.
Al descubrirlo todos los niños y niñas del colegio, acordaron con el dragón que no les haría daño si le regalaban cada día un poquito de emoción. Sin pensarlo mucho más, todos los niños se pusieron a trabajar.
Minutos de lectura diarios, dibujos, manualidades creativas, acrósticos, poesías inventadas y recitadas por ellos, juegos de puzzles, marcapáginas, representaciones teatrales…
Con todas estas actividades, el dragón quedó muy satisfecho de todo lo que los niños iban haciendo, por eso decidió quedarse a vivir para siempre en este precioso colegio.
Cada año, cuando se acerca la festividad de San Jorge, realiza una visita por todas las aulas, para saludarnos y agradecer a todos los niños, los trabajos tan bonitos que le hacen con mucho cariño.