Boletín de la SMA de las fiestas de 1987

“En las calles era mayo y caminábamos juntos”  cantaba Franco Battiato en su  Centro de gravedad permanente. El día 18 de este mes de mayo de 2021 él dejó de caminar para siempre entre nosotros. El prodigioso siciliano murió como consecuencia del Alzheimer, esa  devastadora enfermedad que como una termita implacable devora la razón y los recuerdos hasta hacerlos desaparecer. Battiato creía en la reencarnación y en un mundo espiritual trascendente. Tal vez tenía razón y alguna vez vuelva a transitar bajo otra forma en este mundo.  Lo que no cabe duda es de que sus canciones renacen y renacerán en nuestras vidas porque son como hilos de  esa costura de realidad y fantasía que cose nuestras existencias.

España ha sido, después de Italia,  el lugar donde consiguió mayores éxitos. Existe una espontánea conexión  entre las gentes de Sicilia y los españoles, quizá porque en ambos  “todavía existe un sentido de la vida”. Fueron muchas  las actuaciones que realizó a lo largo de su carrera en nuestro país. También lo hizo en Barbastro, fue en el verano de 1987 y acababa de publicar uno de sus discos más reconocidos: Nómadas.

DPH

Era septiembre y en las calles de Barbastro se exprimía el penúltimo día de las Fiestas. Aquellas en las que se  vio jugar a  la Jugoplastika de Split contra el Zalguiris Kaunas en el primer torneo internacional de baloncesto de la ciudad. Drazen Petrovic y Marciulonis se enfrentaron  en el Pabellón Polideportivo Municipal.

Esa noche en la Sociedad Mercantil estaba prevista la “BOMBA” de su programación para ese año: la actuación de Franco Battiato. Sentado, con gafas de sol, sobre un sillón futurista y luciendo  botines de diferente color: la foto promocional dejaba claro que él era un artista  diferente.

Llegué tarde. Subí  rápido por  la escalera que daba acceso a la Pista de Verano de la SMA. Como a las iglesias, a los lugares de ocio de aquel Barbastro se accedía a través de escaleras cuya forma y pendiente yo suponía que tendría  algo que ver con  lo que en cada sitio se celebraba: la del Teatro Principal, suave y de pocos peldaños; la del Cine Cortés, alta y de huellas estrechas, y  la de la SMA,  angosta y tan empinada como la de un templo maya.

Crucé  la puerta y  una sacudida de luces y de voces ininteligibles me produjeron ese placentero embotamiento que precede a la borrachera. La actuación ya había comenzado. La Floresta estaba abarrotada y sobre el escenario un hombre con gafas de sol apoyadas sobre una nariz casi tan colosal como la que yo acababa de despedir  cautivaba a los que allí se arremolinaban con unas hipnóticas melodías.

Se sucedieron los temas: Yo quiero verte danzar, Centro de gravedad permanente, Nómadas El boletín de la SMA aseguraba  que “oírlo en directo es no solo complacerse oyendo a una gran estrella, sino además guardar un recuerdo que será inolvidable”.  Era cierto, aquella noche no la he podido olvidar. Pero no, no solo por haber escuchado unas maravillosas melodías. Había otra razón: allí, entre la multitud, apareció una chica que desprendía magia. Y sucedió que al verla, como por encantamiento, se esfumó  la muchedumbre e imaginé  que  él había venido a cantar solo  para nosotros.

No sé si Battiato durmió aquella noche en Barbastro. Su gira por España llevaba un ritmo de vértigo y unos días después actuaría en la capital de la provincia.

Yo regresé  a mi casa por la suave cuesta de la carretera de Huesca. Todo me pareció diferente: los mosaicos que adornaban la fachada del antiguo hotelito de Ramón Valle brillaban más que en otras noches, los  escuálidos  rosales que adornaban unos descuidados  parterres  aparentaban más robustos e incluso las inquietantes siluetas estarcidas  del fundador de la Falange y de Francisco Franco, que permanecían inalterables sobre dos fachadas, me resultaron  menos siniestras.

Hoy aquella hermosa casa modernista ya no existe, los rosales fueron arrancados y los rostros de la guerra permanecen ocultos por alguna capa de pintura. Pero la estación de los amores que llegó con el poeta de aquella noche mágica sigue aquí.

¡Grazie mille, Battiato!

Boletín de la SMA de las fiestas.

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