Cree en las fieras.

«¿Por qué quieres vivir con nosotros? Me preguntó Daria varios días después de que nos conociéramos. Justo por esto, le contesté. Porque hay formas de vida antiquísimas que no han desaparecido y porque con vosotros esas formas se han actualizado. Pero eso no es todo, ése es el problema. Y aquí viene la parte que me indigna. Cuando Daria dice que los osos le han hecho un regalo al dejarme sana y salva en el mundo de los humanos, el oso y yo nos convertimos, una vez más, en la expresión de algo que no somos nosotros mismos».

Cuando la antropóloga francesa Nastassja Martin fue atacada por un oso, en un primer instante tan sólo sintió confusión. Aquel animal rasgó su cara y apretó su cabeza con las mandíbulas. Cuando podría haber presionado un poco másy aplastarla cabeza de la mujer ocurrió el milagro: el oso decidió soltarla y dejarla malherida entre la maleza. Tras aquella agresión y la recuperación de los graves traumatismos, Martin no volvería a ser la misma. Una conexión inesperada se había tejido entre ella y aquel oso, entre la civilización occidental que representaba y la naturaleza indómita, con sus propias leyes y designios, encarnada en la fiera.Entre los paisanos del pueblo eveno que estudiaba la antropóloga cuando fue atacada lo tuvieron claro: a partir de ese momento trascendió en su condición humana. Martin se había convertido en algo más, en unamiedka, mitad mujer y mitad oso. Desde aquel momento, el trabajo de Martin daría un giro radical hacia una nueva búsqueda, la existencia, o no, de las sustancias múltiples, de su propia verdad, de aquello que subyace al ataque del oso y al particular perdón del animal.

Creer en las fieras es un libro muy especial. En primer lugar, porque se trata de un diario, y como todo buen libro de este género está colmado de intimidad. Al leer sus páginas es inevitable sentirse intruso en alguna medida en los sentimientos, percepciones y pensamientos de la autora. Pero al mismo tiempo representa una experiencia enriquecedora. La mirada de Martin se abre ante el lector como un abanico prodigioso: con fluidez, en un ensayo breve que no da tregua a quien se sumerge en él, la antropóloga ofrece su muy particular experiencia: nada más llegar a Kamchatka, en Rusia, para estudiar sobre el terreno las costumbres de los pueblos de la región fue bautizada con el sobrenombre de matukha,es decir,«osa», y a lo largo de su estancia no dejó de tener sueños recurrentes donde aparecía un oso, el animal que la acabaría atacando inesperadamente, el mismo ser que pudo matarla y que, en cambio y de repente, cambió de decisión. ¿Acaso Martin y aquel oso -o el espíritu del oso- estaban predestinados a encontrarse y a ser uno? Si ella quedó marcada por el suceso, ¿también lo recordaría el oso? ¿Sería él «mitad mujer» a partir de ese momento? Cada una de estas preguntas palpitan tras las líneas de este libro donde la autora plantea una cuestión que impacta con contundenciasobre nuestra mirada occidental del mundo, de carácter individualista y monista, y de la naturaleza como un entorno que nos rodea, a nuestra merced: ¿seguimos conectados a nuestra raíz natural, a pesar de haber construido un microcosmos propio dentro del extenso universo? ¿Qué hay más allá de las apariencias en nuestra relación con los animales, las plantas, la tierra, nuestro hábitat?

Errata Naturae vuelve a hacer gala de su magnífico olfato editor al publicar este ensayo tan enriquecedor como curioso en su lectura. Traducido del francés por Teresa Lanero Ladrón de Guevara, Creer en las fieras les transportará al trasfondo más luminoso de nuestra condición humana. No pierdan la oportunidad de adentrarse en este libro fascinante.

 

 

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