En la publicación de marzo entendimos mejor el suelo como ecosistema y su relación con otros sistemas físicos, químicos y biológicos interactuantes. Por que el suelo es muy importante, continuamos conociendo el suelo y su funcionamiento para incidir en su importancia y sensibilizar sobre los métodos que deben aplicarse para su recuperación y conservación.
Los suelos saludables están en las bases del desarrollo agrícola, la producción de alimentos saludables y nutritivos y los servicios ecosistémicos esenciales, que son cruciales para nuestra supervivencia básica, así como para el futuro sostenible de nuestro planeta.
Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO).
La degradación del suelo se define como un cambio en la salud del suelo resultando en una disminución de la capacidad del ecosistema para producir bienes o prestar servicios para sus beneficiarios. Esta degradación es el principal problema de las huertas que hace necesario aportar cada vez más productos para garantizar la cosecha. Conocer el estado del suelo de la huerta, cómo está de “malito”, ayudará a tomar decisiones que favorezcan su recuperación y conservación. Muchos productores se forman para conocer cómo observar y analizar en campo.
Como norma general, ante cualquier problema que se tenga (falta nutrientes, plaga o enfermedad) lo primero que hay que hacer es aportar materia orgánica (MO) y luego, tratar el problema para sacar adelante el cultivo pero con métodos ecológicos. Aportar MO contribuye a solucionar el problema, ayudando a la conservación y no deteriorando el suelo.. Un error muy común es tratar el síntoma sin solucionar el problema.
Con la fertilización mineral, se aportan directamente nutrientes, pero el principal papel de la MO radica en que actúa sobre sus propiedades físicas, químicas y biológicas, por ello es irremplazable.
Resumiendo, la MO es lo que determina la salud del suelo. Promueve la infiltración y retención del agua, ayuda a desarrollar y estabilizar su estructura, reduce el impacto del paso de ruedas y cultivadoras y minimiza el daño potencial de la erosión eólica e hídrica. La materia orgánica además, provee del recurso más importante de alimento para los organismos del ecosistema y es una reserva importante de nutrientes para las plantas. Su carencia reduce la fertilidad y el potencial nutritivo del suelo, y las necesidades de nitrógeno, fósforo, potasio y sulfuro de los cultivos. El resultado es la dependencia en el uso de fertilizantes para mantener el nivel de nutrientes.
La fertilidad del suelo va a depender de la materia orgánica que se aporte y de esto, la salud de las plantas.