Galería de arte La gata montés

 

Recuerdan el confinamiento cuando la gente decía que la cultura era lo único que nos salvaría… pues nada, eran todo falsos positivos. La disneyficación social ha terminado por engullir hasta a la enfermedad y de la cultura, ya tal. Acabado el confinamiento  volvió el pobre a su pobreza, volvió el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas.

Lo de siempre, pero habría que empezar a considerar que  el fomento de la cultura empieza cuando se produce un incremento de los recursos destinados a su mejora. Para ello es necesario considerarla motor de desarrollo económico, actividad capaz de mejorar el territorio y a las personas que lo habitan. Pero el relato no dice eso, el relato dice que el entorno cultural está lleno de perroflautas, alérgicos al trabajo y otros maleantes que viven de las subvenciones públicas, no como, por ejemplo,  los clubes de fútbol, ejemplo de transparencia, eficacia económica y compromiso fiscal. Claro que el relato se construye todos los días y la inteligentzia que defiende el mantra del no me gusta el cine español, argumento con la misma solidez intelectual que la paella de piña, ni sabe lo que es el cine, ni sabe lo que es el gusto. Ay, la construcción del relato…

Con todo, la iniciativa privada y la pasión por la cultura dan muestras de vez en cuando de propuestas que, contra viento y marea, defienden desde la humildad actitudes honestas. Santiago Lisa ha inaugurado la galería de arte La gata montés en Buera, toda una declaración de intenciones por lo que tiene de apuesta por el territorio y por la cultura. A veces  los pueblos sueñan con ser ciudades cuando inauguran rotondas, ponen jerséis a los perros y beben vino rosado, pero  otras, como en este caso, solo observan, buscando dentro lo que está escondido, haciendo emerger lo desconocido, descubriendo universos próximos.

Setenta artistas de diferentes ámbitos de la expresión plástica han participado en esta exposición inicial, mostrando trabajos que, como contaba una de las autoras, suponen la defensa del kilómetro cero en el ámbito de la creación, pues todos los participantes son altoaragoneses o viven en el Altoaragón. Una apuesta seria por la visibilización del trabajo de artistas cercanos (y, ejem, fotógrafos, pues la realeza pictórica no acepta ciertas intromisiones), desde los consagrados a  otros que, ora delinquen, ora escriben en revistas para lectores incorruptibles y polímatas como usted.

La gata montés ha iniciado su andadura y promete, desde el corazón de un pueblo del Somontano, acercar el arte a propios y extraños, diluir distancias e integrar disciplinas plásticas en un espacio que antes fue corral y antes aún campo. Con la adecuada precaución de no caer en el lema publicitario que define a una actividad en relación al tamaño del lugar que la acoge, La gata montés se inauguró con honores, diversión y sencillez, aportando a afumaus y comarca un espacio cultural más. En esta muestra primigenia la participación y la variedad han sido coherentes con la actitud que la asociación Ojos del Ara defiende, pero para el futuro se esperan exposiciones  individuales que permitan establecer un diálogo tranquilo con los artistas y conviertan la galería en la auténtica aspiración de estos espacios: ser lugar de peregrinación.

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