Parece que la superempresa Disney no quiere perderse el gran cambio hacia el futuro y su horizonte 2030, bendecido por las Naciones Unidas (¡unanimidad entre los pueblos!) y que en menos de 15 años llevará a la gente a un mundo feliz, salvará al planeta, nos llenará de paz, de prosperidad y fraternidad. Por eso sus empleados están recibiendo las admoniciones pertinentes para seguir el santo camino de 17 mojones, los dos primeros indiscutibles: erradicar la pobreza y el hambre (¡¿quién va a discutir eso?!).

Como siempre que los profetas del cuento proclaman objetivos indiscutibles, nunca dicen cómo alcanzarlos, que es lo difícil. Intentaban arreglarlo un poco en los dos últimos: promover la paz y la justicia, y fortalecer la alianza mundial. Eso sí, no busquen en el camino el respeto a los derechos humanos porque han desaparecido.

¡Qué bonito! Y en medio de este almíbar que nos envuelve, la todopoderosa Rusia de Putin invade y aplasta un país de 44 millones de habitantes. ¡¿A quién se le ocurre cuando más de 140 naciones firmaron a favor de la paz?! ¡¿Cómo se puede ser tan insensato de enfrentarse a todo el mundo, por muy poderoso que se sea?! Y, si no, veamos cómo está el mundo. Los países de inspiración o régimen comunista, China al frente, están con Rusia. Nada que sorprenda, salvo a los ingenuos.

Pero preocupa más la lista de neutrales: India. Brasil, África del Sur, Méjico… y los países del Golfo, grandes productores de petróleo ¡¿…?! Eso sí, no se manifiestan ni a favor ni en contra, pero avisan que no tienen medios (¡¿…?!) para aumentar la producción. O sea que, de mantenerse la situación, los precios (y los beneficios de estos productores) crecerán astronómicamente, y la factura de la luz será impagable.

Mientras tanto, USA y sus viejecitos presidenciables forzarán su producción para atender a la desprotegida Europa, pero ¡claro! no gratis. No en vano el mojón 7 garantizará energía accesible, segura y sostenible. China, que no está entre esos productores, quiere inaugurar este año 40 nuevos reactores nucleares. Y Europa, a lo más que puede aspirar es a llenarse la boca de fanfarronadas sobre sanciones económicas, que necesitarían ser tan ecuménicas como las 140 firmas para hacer cosquillas a Putin.

Mientras tanto, nuestros salvadores se aseguran su posición en la nomenklatura. “No tendréis nada, nada será vuestro, pero os daremos algo inapreciable: la felicidad”.

¡Qué gran premio y qué barato nos va a salir! Total, dejarnos en cueros. Para ello es  necesario contar con súbditos clónicos y monopensantes, donde la controversia no perturbe. Una alimentación ad hoc (también llamada vida sana) y una educación inexistente (también llamada inclusiva e igualitaria) les abrirán el paso.

Así que a los trabajadores contestatarios de Disney más les vale adaptarse a pensar como todos y actuar como todos. Sus princesitas bellas, candorosas, dulces y en peligro, y sus príncipes valientes, que las enamoran y salvan del dragón perverso, están en ERE pre-despido. Al final, sólo quedará el dragón. Pero también ser adaptará. A formar parte de la nomenklatura.

Sabido es que sólo hay un modo de que todos piensen igual: que nadie esté pensando.

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1 Comentario

  1. Así es, el nuevo orden mundial que empezó con el encierro de los ciudadanos en sus casas en nombre de una falsa pandemia, Nunca en la historia se ha confinado a la gente en sus casas con el ejército y la policía en las calles, si el mundo se deja gobernar así, ya tenemos a los esclavos dispuestos a obedecer todo lo que se les mande. Esta es la cruda realidad.

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