Recuperación del suelo

El suelo tiene unas propiedades físicas, químicas y biológicas que son importantes entender para poder determinar un manejo en nuestra huerta que suponga la recuperación de las 3 M: minerales, microorganismos y materia orgánica

Para de este modo pueda desarrollar sus funciones comentadas en la primera parte de esta serie publicada en la revista de febrero. Además, este equilibrio del ecosistema huerta es imprescindible para que nuestras hortalizas tengan accesible la nutrición que precisan, tengamos más equilibrio y control de plagas y enfermedades, entre otros.

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En el sistema suelo se encuentra la fase sólida compuesta de minerales (45%) y materia orgánica (5%), la fase líquida que corresponde al agua contenida en el suelo (25%) y la fase gaseosa (25%) que está compuesta por el espacio poroso del suelo. El equilibrio entre estos componentes define el comportamiento del suelo, ya que la correcta relación de estos, permite el flujo de aire y de agua en el suelo.

Conocer las condiciones físicas nos permite determinar a qué estrés puede estar sometido el cultivo, determinando mejor el manejo que hacer.

La textura es una propiedad del suelo que está definida por el tamaño de las partículas minerales, a la proporción relativa en que se encuentran: arena, limo y arcilla. La textura influye notablemente a través de su efecto la retención de agua, la aireación, el drenaje, la temperatura y el suministro y retención de nutrientes. Una buena condición de textura, es el suelo que presenta predominio de agregados finos, sin presencia significativa de terrones.

La estructura y consistencia, basada en el tamaño, forma, porosidad y abundancia relativa de los agregados del suelo y de los terrones, es importante porque regula la aireación y el intercambio gaseoso, el movimiento y almacenamiento de agua y la temperatura del suelo. La estructura será decisiva para el desarrollo de las raíces y la movilización de nutrientes.

La estructura de los suelos pobres, contiene terrones grandes, densos, con aristas vivas, necesitando mucha fuerza para romperlos; en cambio aquéllos suelos con una buena estructura presentan agregados finos, porosos y medio redondeados. Si tiene buena estructura también tendrá buena porosidad que facilita el movimiento de aire y agua.

En suelo pobres, el resultado es la mala nutrición de las plantas, débil crecimiento de los cultivos y en consecuencia bajos rendimientos.

Un suelo que prolonga su mal drenaje y aireación, va cambiando de color, esto es  una alerta temprana a la declinación de la estructura debido al pasaje de ruedas o la sobreexplotación. Aparecen manchas como sombras anaranjadas o grisáceas.

El tiempo de encharcamiento tras un riego copioso o lluvia, el encostramiento posterior y la distribución y tipo de vegetación espontánea, serán indicadores de cómo se encuentran las propiedades físicas.

En septiembre, continuaremos conociendo mejor las características químicas y biológicas del suelo, para comprender y decidir mejor el manejo que más adelante se irá proponiendo, entender es importante para actuar en la conservación del suelo como recurso imprescindible para la vida y que está al alcance de todos y todas 🙂

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