Recuperación y conservación del suelo

En artículos anteriores, vimos el suelo como ecosistema, de la importancia de sus funciones, su interacción con otros sistemas y comenzamos a hablar de sus propiedades. Así, en el mes de julio, se comenzaron a explicar sus propiedades físicas. En esta entrega, hablaremos sobre sus propiedades químicas.

La composición química del suelo incluye pH y elementos químicos. Las principales propiedades químicas a tener en cuenta:

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  • Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC): es un indicador de la capacidad que tiene el suelo para almacenar nutrientes que pasarán a ser parte de la solución del suelo para ser tomados por las raíces. Es complejo de entender ya que requiere un conocimiento básico sobre los elementos químicos y su comportamiento. Podemos decir que la CIC, es la capacidad total de un suelo para contener cationes intercambiables (son iones con carga positiva: K +, Ca 2+, Mg 2+, Na +, Al 3+ y H +[1]). Se define como el número de cargas negativas en 100g de suelo. Si se aumenta el pH, trae como consecuencia un incremento en las cargas negativas. En términos generales, los suelos con grandes cantidades de carga negativa son más fértiles porque retienen más cationes. El cambio iónico es debido casi en su totalidad, a la fracción arcilla y a la materia orgánica.

Dentro de todos los procesos que se dan en el suelo, el intercambio iónico junto con la fotosíntesis, son los dos procesos fundamentales para las plantas.

  • pH

El pH es una medida de concentración de iones de hidrógeno, determinará si un suelo es ácido, neutro o alcalino. Es decir, mide el grado de acidez o alcalinidad del suelo, utilizando una escala de valores de 0 a 14. El rango de 5.5 a 7.5 incluye la mayoría de las plantas, pero algunas especies prefieren suelos ácidos o alcalinos. Sin embargo, cada planta necesita un rango específico de pH en el que poder expresar mejor su potencialidad de crecimiento.

El pH tiene una gran influencia en la disponibilidad de nutrientes y la presencia de microorganismos y en las especies de plantas.

 

  • Conductividad eléctrica (CE)

Mide el contenido de sales disueltas en el suelo (solución nutritiva). A medida que la conductividad eléctrica aumenta, las plantas tienen que emplear más energía en la absorción de agua. La concentración de sales afecta a las plantas y su ambiente de dos maneras: en la capacidad de absorción de las raíces y del intercambio de sustancias químicas. Además, implica alta  concentración de iones particulares que son potencialmente tóxicos para la planta (cloruros, sodio, boro, etc.).

No todas las plantas responden a la salinidad de la misma manera. Se describe el umbral de la conductividad eléctrica en el suelo para cultivos individuales, por encima del cual se reduce el rendimiento. La CE se mide con un medidor específico, aparato que se ha de adquirir. Si el suelo se maneja con métodos que favorecen la conservación de las propiedades físicas (ver entrega nº3 del mes de julio), mantendremos una conductividad eléctrica óptima.

Su análisis es necesario para una mejor gestión de la fertilización, cultivo y para elegir las plantas más adecuadas para obtener los mejores resultados.

Hay kit para realizar test, tanto de macronutrientes como micronutrientes, cuanto más completo, más caro. Los kit básicos de pH y macronutrientes son accesibles para los/as hortelanos/as y más económicos que el laboratorio. Más adelante se facilitarán claves muy fáciles para que a través de la observación del suelo, se pueda conocer mejor su estado. Hay que mantenerse atentos de las próximas entregas 🙂

[1] K=Potasio; Ca=Calcio; Mg= Magnesio; Na=Sodio;Al=Aluminio;H=Hidrógeno.

 

El suelo de la huerta: Recuperación y conservación del suelo (3ª Parte)

El suelo de la huerta: Recuperación y conservación del suelo (2ª Parte)

Laboreando en la Huerta Eco: el ecosistema suelo (1ª Parte)

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