Marina Marroquí, experta en temas de violencia de género, comenta que la franja de edad que más denuncia casos de violencia de género va de los 16 a los 24 e insiste en la necesidad de trabajar la detención precoz.
Sus palabras afirman que si las niñas de edades tempranas son capaces de reconocer esta violencia, incluso pueden llegar a denunciar rápidamente.
Así pues, el trabajo que se lleva a cabo en la violencia de género, ayuda a que las jóvenes sean capaces de reconocerla en etapas tempranas de la relación.
Marina indica que el problema con el que se está encontrando es “la normalización de la violencia sexual extrema, con prácticas muy sádicas que incluso llevan a lesiones y que la pornografía les ha enseñado que es lo que tienen que hacer como chicas”.
La educadora social se refiere a estas prácticas pornográficas a la que acceden algunos jóvenes como enfermizas, en las que incluso se llega a mostrar cómo se descuartiza a una chica.
Unos contenidos que están al alcance de ellos. Por ello, Marina incide en la necesidad de trabajar en la educación sexual, ya que hay chicas “totalmente rotas por la violencia de género”.
Cuando le preguntamos en cuanto a la Ley Solo Sí es Sí, Marina comenta que la formación de los jueces y juezas especializados en violencia “es de 16 horas online” y añade que “España está condenada por un sistema que desprotege a las mujeres de forma sistemática y así lo pone en las sentencias”.
Además, recuerda que se necesita una formación muy específica y que una ley, debe ir unida a una educación afectivo-sexual. Y añade que la justicia debería valorar si se necesitan más herramientas y formación.
En cuanto a los contenidos a los que tienen acceso los ciudadanos con la tecnología, Marina indica que el peligro es que la pornografía llega a jóvenes de edades muy tempranas normalizando a veces la violencia y el sadismo.
Asimismo, recuerda que existen estudios que aseguran que “la exposición a violencia durante el desarrollo de la empatía impide desarrollarla“.
La realidad es que si la gran mayoría de los vídeos pornográficos incitan a la violencia, al final, los hombres se vuelven “apáticos ante el dolor de las mujeres”.
Por otro lado, cuando le preguntamos si la violencia de género está unida a un sector cultural o es más bien transversal, Marina contesta que “toda mujer educada en el machismo está predispuesta a sufrir violencia de género porque la sociedad lo normaliza“.
La educadora recuerda que no tiene que ver ni la formación, ni la cultura y que toda mujer puede ser víctima sea cual sea su estatus social.
Respecto a las maneras en las que las familias pueden detectar si existen casos de violencia de género en algún ser querido, Marina afirma que una relación sana se ve con facilidad, pero que existen algunos factores que podrían hacer dudar. Por ejemplo, el que una mujer deje de vestirse igual, muestre tristeza o incluso, olvide su círculo de amistades.
En cuanto a las herramientas disponibles para erradicar estas situaciones, tanto familias como escuelas deben fomentar la igualdad, el respeto y una cultura responsable para conseguir que las mujeres de todas las edades dejen de sufrir estas injusticias.
Para finalizar, Marina recordó que a edad muy temprana fue víctima de violencia de género y que su familia fue quién la ayudó a salir de ello.
Ahora, la educadora social imparte formaciones, sensibilizaciones a familias y trabaja como docente en perspectiva de la víctima dentro de la misma profesión de policía nacional, fiscalía y sistema sanitario.
