Los tejidos que se elaboraban en nuestra comarca eran los adecuados para cubrir las necesidades cotidianas de indumentaria, domésticas y agrícolas. Los materiales más utilizados eran lino, cañimo y lana y las telas eran corrientes, sencillas, para la vestimenta diaria, uso doméstico y agrícola. Para elaborar piezas de uso doméstico e indumentaria, se utilizaba lino, cañimo, algodón y lana.
TEJIDOS PARA USO DOMÉSTICO
Las toallas más antiguas están tejidas tanto en cañimo como en lino, con diversidad de medidas y diferentes técnicas de elaboración. Las que se elaboraban en liso -tejido sin dibujo- como en cordiau -tejido que forma diagonal- llevaban una franja de color azul o rojo en ambos extremos. Estas eran las más corrientes.

Para elaborar las sábanas de cañimo, se tejían en liso piezas de 80 cm. de ancho por unos cuantos m. de largo, la medida no era fija. De la pieza, se cortaba el largo necesario de la cama y para dar el ancho se iban uniendo las piezas cosidas entre sí a punto de repulgo. Dos piezas para cama pequeña y tres para cama grande.
Con el mismo proceso de elaborar metros de tela y luego cortar, se hacían otras piezas, maseros -para tapar la masa del pan-, ceniceros -para blanquear la ropa con ceniza-, paños de cocina, manteles, cortinas, toldos telas que se utilizaban en ventanas, balcones y puertas como protección a modo de persiana.
Algunas colchas se tejían con cañimo y con técnica de confite, otras se elaboraban con lana.
Las mantas de cama estaban tejidas con lana llevando decoración de rayas o cuadros y también se unían con una costura para darles más anchura.
TEJIDOS PARA INDUMENTARIA

Las telas tejidas para indumentaria, eran más finas y se elaboraban con lino, cañimo, lana y algodón.
Se confeccionaban prendas para uso interior, como camisas -tanto para hombre como para mujer- algún tipo de enagua, chambras, delantales, etc. también era importante la elaboración de tejidos de lana para prendas de abrigo como refajos, sayas, fajas, tapabocas, etc.
TEJIDOS PARA USO AGRÍCOLA
Los tejidos que se utilizaban para uso agrícola tenían que ser resistentes por lo que se elaboraban con la técnica de cordiau. Se empleaba hilo fuerte como el cañimo. Se tejían piezas de tela de unos cuantos metros de longitud para luego cortar con arreglo a la pieza que se necesitaba confeccionar. Mantas para la recolección de las diferentes cosechas, almendras, olivas, hierba, etc.
Con estos tejidos también se confeccionaban sacas y talegas.
Se elaboraba otro tejido más tosco para las albardas, colleras, morrales y aperos de las caballerías.
El tejido para confeccionar alforjas era resistente y llevaba en el centro del tejido un adorno con rayas en color rojo, azul y negro sobre fondo claro u oscuro. Las había de diferentes medidas, para llevarlas colgadas en el hombro o en la montura de las caballerías. Había otras que se llamaban alforjas de romería que generalmente solo tenían esa utilidad. Eran muy coloridas tejidas con la técnica de labrado y de tamaño más grande.
En el siglo XVIII en esta comarca había una actividad textil considerable. A partir del siglo XIX las fábricas catalanas presentaban un gran surtido de tejidos que abastecían al comercio de esta parte de Aragón.

Motivo suficiente, sumado a otros, de la desaparición de los telares y de la actividad textil en nuestros pueblos.
Si en los tres últimos siglos, en nuestra comarca, se contabilizaron alrededor de 300 telares, hoy solo quedan un telar de dos pedales, reconstruido por José Noguero Guallar, a partir de una pieza del siglo XVIII.
Cuatro telares de cuatro pedales, de diferentes tamaños, un telar de mesa, cuatro telares de cintas, dos de los cuales, se han donado a la Fundación Isabel Martín de Zaragoza. Todos estos telares han sido fabricados por José Noguero Azlor.