El año 1966, en el marco de un truculento suceso, se habla de él como uno de los pioneros de la espeleología en esta provincia.
Un labrador con raíces en la Sierra de Guara y buen conocedor del terreno, aunque residente en Binéfar, “salió de su casa, alquiló un taxi en Barbastro, llegó hasta Santa Cilia de Panzano y, desde allí, a pie, se dirigió a la Sierra de Guara, hasta alcanzar la boca de “La Grallera”, una sima de profundidad desconocida en aquel momento, a cuya entrada dejó el documento de identidad.
El infortunado conocía este sector altoaragonés y, en más de una ocasión, parece ser que nombró la repetida sima como lugar seguro para desaparecer de este mundo y jamás ser hallado por persona humana, habida cuenta de que hasta la fecha nadie ha llegado al fondo de la misma pese a diferentes intentos.”
Pues bien, gracias a las gestiones del doctor Cardús, “fue montada una gran operación de rescate, a cargo del Grupo Espeleológico de Badalona, y de la sección de Investigación Espeleológica del Centro Excursionista Águila de Les Corts, de Barcelona.” Pertrechados de 250 metros de escalera y 500 metros de cuerda, un grupo humano compuesto por miembros de la Guardia Civil, de Cruz Roja, por los citados grupos espeleológicos llegados de Cataluña y por montañeros de “Peña Guara”, amén de voluntarios de los pueblos vecinos, y bajo la dirección del doctor Cardús Llanas, se hizo un primer intento de rescate, infructuoso, el 19 de marzo de ese año de 1966.
Tres meses después, tras varios intentos más, se apelaba ya a la ayuda divina, al tiempo que se echaba mano incluso de los aviadores de la Escuela de Vuelo sin Motor de Monflorite.
El doctor Cardús continúa incansable siendo el alma de estas operaciones, que si en lo humanitario no han dado hasta ahora ningún resultado, en lo deportivo adquieren una importancia trascendental. Televisión Española desplazó a “La Grallera” un equipo de técnicos que dio a esta gesta alcance nacional.
Finalmente, el mes de agosto, se publicaba el éxito de esta hazaña, detrás de la cual estuvieron, una vez más, el tesón, el altruismo, el don de gentes y la capacidad de trabajo del doctor Cardús. “Ha sido encontrado en el fondo de la sima Grallera, en la Sierra de Guara (Huesca), el cadáver terriblemente mutilado del labriego que se arrojó allí el pasado mes de febrero. La sima tiene una profundidad de 280 metros, y es la segunda del mundo en vertical. Este fin humanitario, de rescatar el cadáver del presunto suicida, sirvió de origen al descubrimiento espeleológico.”