Francisco Velázquez (Estada). Fuí para muchos el refugio en sus ratos de libertad. Para otros, el lugar donde descargar su mal humor ocasionado por unos hombres desconocidos, pues la comunicación no había existido para nada y por el mero hecho de llevar en sus bocamangas unos distintivos, les hacían sentirse como simple objetos sin derecho a contestar ni responder. Entonces es cuando acudían a mí y aporreaban con fuerza la pared frontal, para descargar todo su mal humor y evitar el enfrentamiento personal y males mayores.
Había otros muchachos que venían a mí solamente para pasar un rato y hacer sus apuestas, para ver qué pareja era la mejor. Según la época en se desarrollaban estos acontecimientos eran camaradas o compañeros. En estas partidas se oían las voces de los contrincantes que decían:
-Pepe dale fuerte que estos nos ganan.- Y Pepe soltaba todas sus fuerzas contra mí y yo estoicamente aguantaba golpe tras golpe. Así, de esta manera, fueron pasando ante mí generaciones y generaciones de hombres hasta el año 1996, cuando el recinto donde yo estaba ubicado fué cerrado por el ordeno y mando (tan normal en nuestra querida España).
Recuerdo también frases muy bonitas, que decían:
-Antonio he conocido a una chica en Barbastro que me tiene loco de amor.- Y muchos de estos locos seguramente llegado el momento contrajeron matrimonio, quizás con Pilar, formando una familia que con el transcurrir de los años tuvo descendencia. Y los hombres acudían a mí como lo habían hecho sus padres y ¿quién sabe si sus abuelos?
Estos hombres venían para cumplir el servicio militar obligatorio con agrado para rememorar lo que sus abuelos y padres les habían explicado.
Quiero decir muy fuerte a españa entera, que el 3 de junio de 2009, una máquina a base de golpes, logró derribarme, cosa que hombres jóvenes y valientes no lo consiguieron nunca.
En ese momento sentí una inmensa soledad, pero me consolaba el pensar que si muchos de aquellos muchachos, hoy abuelos, otros hijos y algunos nietos, hubieran sabido lo que ocurría en esos momentos, en ese recinto, hubierna venido para decirme “PARED, NO TEMAS, ESTAMOS A TU LADO”.
No se si habreís adivinado quién esto dice. Pues muy sencillo: fuí una pared que, formando un ángulo recto, tenía en el muro frontal una llanta de acero a una altura determinada que cuando sonaba quería decir que el golpe no era válido.
Fuí el frontón sito en el cuartel llamado ultimamente “GENERAL RICARDOS, Barbastro, capital del Somontano HUESCA, ESPAÑA.
A mí no me dieron tiempo de defenderme. Si esto hubiese ocurrido hubiera pedido clemencia, para recuerdo de tantas generaciones de españoles que aporrearon mis paredes.
Me habéis derribado pero estoy segura de que sigo anidando en los corazones de tantos jóvenes que seguramente algunos dieron la vida por España.
Qué palabras tan lindas,profundas y con tanto significado, que seguramente habrán levantado recuerdos en muchos de nosotros.
Una lástima que nos haya dejado….