Irene Gillué a sus 100 años. (Foto: JL Pano)La vecina de Barbastro Irene Gillué Buil cumplió ayer 100 años en compañía de sus tres hijas y de sus nueras en una íntima fiesta de cumpleaños que sirve como prólogo a la gran fiesta que le brindarán todos sus hijos, doce nietos y veinte biznietos el próximo sábado 28 de enero en el restaurante Pirineos en una emotiva y entrañable fiesta.

Esta centenaria, nacida el 20 de 1909 en Castejón de Sobrarbe, se desplazó a Barbastro tras la guerra civil en el año 1940 en busca de un mejor porvenir para su familia. Junto a su marido, Antonio Grasa Pardina, que trabajó en la ONCE debido a su posterior ceguera, tuvieron cinco hijos Aurora, Anatolia, Irene, Antonio y Aurelio, estos últimos ya fallecidos. Recuerda que en esos años “tuvo que trabajar mucho siempre” para sacar adelante a su familia, en plena posguerra.

Su hija Aurora señala que la casa de sus padres “fue el refugio de toda la montaña. Cuando bajaba la familia al médico, todos se quedaban en nuestra casa”.

Las felicitaciones le han llegado ya esta semana al domicilio de Irene por parte del alcalde de Barbastro, Antonio Cosculluela, que le envió un ramo de flores y una carta personal, y del obispo de Barbastro – Monzón, Alfonso Milián, que también le hizo llegar una carta muy cariñosa. La centenaria barbastrense se mostraba “muy agradecida por tantas muestras de cariño”. “Estoy muy contenta, me quieren mucho y todos quieren hablar conmigo”, afirma. Para Irene llegar a los cien años “ha supuesto mucho, y ya todo lo que venga sobra”, señala.

Irene pasa sus días en el domicilio de sus hijas que la acogen por temporadas anuales, leyendo revistas, El Cruzado y la hoja parroquial. Goza de buena salud “aunque hace poco pasó una temporada muy apocada, pero ahora está muy animada”, cuenta su hija Aurora.

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