Para ello, la familia barbastrense ha arrendado en unas condiciones muy ventajosas y a largo plazo una parcela de ocho hectáreas en el monte de Burceat, donde la asociación Vegan Hope (Esperanza vegana) levantará un complejo para albergar estos animales que ya no sirven en las explotaciones ganaderas o que sufren malos tratos u abandonos.
El proyecto está pensado para acoger a unos trescientos animales de diversas especies: vacas, ovejas, cerdos, caballos, burros, ocas, patos, gallinas, jabalíes, también perros y gatos, entre otras mascotas.
Este arca de Noe también será una granja escuela en la que se enseñará a los niños de los colegios el respeto hacia los animales.
De momento se están iniciando los trámites para iniciar la construcción. Las previsiones son poder contar con el santuario animal en Burceat en un año.
Ya se cuenta con animales en lista de espera que están residiendo en otros santuarios y en protectoras colmatadas.
La iniciativa surgió por parte de Clara Mata, representante de la delegación de la asociación protectora de animales El Arca de Santi de Monzón en el Somontano. Esta activista por los derechos de los animales ofreció los terrenos de la familia a esta asociación que estaba buscando un lugar para crear el primer santuario animal en Aragón.
Los santuarios de animales nacieron en EE.UU hace unas décadas y ha llegado a Europa. En España existen santuarios de animales en Galicia, Cataluña o Madrid. Su misión junto a la de cuidar de los animales, es educar al público. «La última meta de un santuario es cambiar la manera en que los humanos piensan en los animales no humanos y en como los tratan. Fomentar el respeto hacia todo tipo de especies y concienciar sobre la defensa de sus derechos. Queremos trasladar a la sociedad que un ternero es más que un alimento», señala Mata.