En un hipotético diccionario del Somontano habría dos términos que serían sinónimos: Pozán de Vero y Chireta. La pequeña localidad del Somontano se ha ganado con creces esta reputación desde que en el año 2000 decidió hacer la chireta más grande del mundo, con 103,75 metros de longitud. La gesta, ideada para conmemorar la apertura de la industria cárnica MEBA y su asador Casa Calasanz, se ha consolidado en el tiempo con una Fiesta de la Chireta que, como ocurrió ayer, reunió a cientos de personas del Somontano, el Alto Aragón, pero también de dentro y fuera de nuestra Comunidad. Incluso del extranjero, porque muchos asistentes venían de Francia. «El teléfono del Ayuntamiento no ha parado de sonar desde hace un mes. Muchos nos llamaban por la Fiesta de la Chireta y no sabían dónde estaba Pozán de Vero, y nos preguntaban como se llegaba», explicaba ayer al mediodía con orgullo la alcaldesa de esta pequeña localidad.
Para el que a estas alturas no conozca lo que es este producto autóctono de varias comarcas del Alto Aragón, la chireta es un alimento propio del otoño y del invierno, de la economía de subsistencia de los hogares del medio rural. Su filosofía es tan simple como apetitoso su paladar: aprovechar las partes, a priori desechables, del cordero. Así el estómago de cordero es el envoltorio de una pasta formada por arroz, vísceras de la res, ajo, perejil y pimienta. La tripa se cose y se deja cociendo una hora a fuego lento. El resultado es un producto contundente y sabroso, más si cabe si va acompañado de torteta, longaniza y chorizo de la carnicería artesanal MEBA.
Concha Salamero, de 89 años, es la matriarca de la familia Salamero Buil que regentan la carnicería y el asador, única industria de esta pequeña población, y la que da la receta para elaborar las chiretas. «Llevo haciendo chiretas desde el primer año, vengo la primera y me voy la última. Y estoy para estar otro año. La chireta debe de tener un arroz bueno, especias de primera calidad, al igual que la carne, con los desperdicios del cordero. Sólo hay que ver el ambiente que hay para alegrarnos y estar contentos», señalaba.
Contento estaba también su hijo Antonio Buil, responsable de la empresa organizadora, que agradecía el trabajo desinteresado de todas las mujeres y los hombres de Pozán que durante la semana han estado cosiendo la tripa, rellenándola y ayer cociéndola y repartiendola. «Ha salido un día de primavera, perfecto. Llevamos ya trece años y va todo fenomenal. Esto se ha convertido en una necesidad que debemos de hacer cada año. Va bien para el negocio pero también para pueblos como éste, tan pequeños y sin negocios. No sé cuanta gente puede venir, pero lo cierto es que siempre se acaban todas las chiretas y que cada año me pregunta más gente de fuera para venir a Pozán», señalaba.
Esta festividad cuenta con el respaldo del Ayuntamiento, la Comarca del Somontano y de la Diputación Provincial.
La Fiesta de la Chireta estuvo arropada por un mercadillo de artesanos, diseminado por la calle Joaquín Campodarve de Pozán de Vero, y que reunió a una treintena de productores agroalimentarios, textiles y productos de higiene, etc.
Asimismo, la compañía mediocinqueña Tirurirus Free fue la encargada de poner la nota musical a esta jornada de tiempo primaveral en pleno otoño.