Antonio Carpi Buisán, nacido el 28 de febrero del 1935, es el cuarto hijo de una familia humilde de Huerta de Vero que se define a sí mismo como una persona rebelde y aventurera. Pasó su juventud entre Barcelona, Lérida y su pueblo natal, hasta que finalmente, se asentó en Huerta de Vero y comenzó a formar una familia.
A los 35 años empezó a interesarse por la política debido a que le encantaba hablar con la gente y viajar. Como en aquellos años, para entrar en la alcaldía, uno de los requisitos era ser de derechas, lo primero que tuvo que realizar fue inscribirse en la Falange Española: “la derecha gobernaba, entonces si querías entrar en un cargo, tenías que hacerte de la Falange Española”, explica Antonio.
Finalmente en el 1970 entró como concejal, junto a otras cuatro personas, con el alcalde Miguel Ángel Ester Cebollero. Durante este periodo sus labores consistían en convivir con el pueblo para hacer de portavoz al alcalde y acompañar al alcalde en diversas ocasiones como en los viajes. “Siempre le acompañaba yo porque era el más joven de los concejales y el único que tenía coche en el pueblo”, comenta el exalcalde.
Una vez allí, comenzó a ser una cara reconocida y confiable para los habitantes del pueblo y muchos de ellos le transmitían sus inquietudes, lo cual despertó la ilusión de llegar a ser alcalde. Además de que muchos habitantes le animaban a serlo porque veían en él posibilidades de cambio.
Tiempo después, el que era el alcalde en esos momentos dejó el cargo y le sucedió Félix Ríos Monclús, el cual tras unos años, cayó en enfermedad por lo que Antonio Carpi ocupó su cargo durante el tiempo que este estuvo enfermo, pero cuando finalmente el alcalde debía volver, dijo que no podía debido a su enfermedad.
Es entonces cuando Antonio vio la oportunidad de ser alcalde de Santa María de Dulcis, dos municipios vecinos, Huerta de Vero y Buera, que se unieron bajo una misma alcaldía. Para ello, se presentó en la sede del PSOE de Barbastro, en el cual tenía a un familiar, y pidió entrar en el partido, petición a la cual accedieron. Tras formar parte de este partido, se presentó a las próximas elecciones, las cuales ganó.
Antonio recuerda sus inicios “muy limpios y sencillos porque ya tenía mucha experiencia como concejal y como mano derecha de ambos alcaldes”. Sin embargo, también tuvo sus impedimentos, ya que le costó darse a conocer en la Diputación de Huesca y en la de Zaragoza, lo cual le suponía un poco de apuro.
Una de las primeras labores que realizó como alcalde fue poner el gas en ambos pueblos, siendo pionero en esto respecto a las poblaciones del alrededor. También creó camino en la zona alta de Huerta de Vero y lo encementó para que pudieran circular los coches, así como otras partes del pueblo, las afueras y la plaza mayor, que aprovecharon para agrandarla.
En el mismo municipio, tiraron la escuela y la casa del maestro e hicieron el Ayuntamiento, en cuyos bajos construyeron un bar para el pueblo, el cual ha sido llevado por distintos habitantes de Huerta de Vero.
Sin embargo, si algo recuerda con especial cariño fue la reconstrucción de la iglesia de Huerta de Vero y de la ermita de Dulcis. En Buera, también realizó diversas labores como engrandecer la carretera que los comunicaba con Alquézar y aumentar el tamaño de su plaza.
Uno de sus momentos favoritos de ser alcalde eran las festividades, en las cuales se reunía con muchas entidades conocidas por aquel entonces y todo el pueblo disfrutaba de los festejos. “Las fiestas mayores del 15 de agosto de Huerta de Vero llegaron a ser de las más conocidas de la redolada y reunía a mucha gente de los alrededores”, recuerda con una sonrisa Antonio.
De todas aquellas personas, Antonio Carpi, recuerda con especial afecto al alcalde de Barbastro Antonio Cosculluela y también a Marcelino Iglesias, presidente en aquel momento del Gobierno de Aragón. “Me apoyaba mucho en Marcelino Iglesias, pero Antonio Cosculluela me ayudó en muchas ocasiones de mi vida”, rememora con melancolía Carpi.
Finalmente, fue en el año 2000 cuando Antonio Carpi dejó de ser alcalde de Santa María de Dulcis, tras 30 años al frente de dos poblaciones; 10 como concejal y 20 como alcalde.
El exalcalde concluye su relato expresando lo que para él fue ser alcalde: “para mí ser alcalde ha sido una ilusión y un orgullo muy grande porque me sentía muy querido por el pueblo y es algo que recordaré durante toda mi vida”.