La Fiesta del crespillo ha alcanzado en su vigésimo segunda edición, la primera como Fiesta de Interés Turístico Regional, batir las cifras de años anteriores, superando los 12.500 crespillos repartidos entre las miles de personas que se han dado cita en la plaza del Mercado.
Las Damas de las Fiestas han sido las encargadas de repartir estos dulces elaborados a partir de hojas de borraja por el centenar de voluntarios que han estado al frente de los 13 hornillos y de la logística de esta fiesta, organizada por el Grupo Tradiciones en colaboración con el Ayuntamiento de Barbastro, que un año más ha atraído a miles de personas hasta la plaza del Mercado para degustar este dulce típico de la comarca del Somontano. Este año uno de los hornillos elaboraba exclusivamente crespillos aptos para celiacos y otro contaba con media docena de niños como cocineros.
Durante la misma, el alcalde de Barbastro, Antonio Cosculluela, y la presidenta del Grupo Tradiciones, Elita Davias, han recogido, de manos del consejero de Economía y Empleo del Gobierno de Aragón, Francisco Bono, la acreditación de esta jornada de degustación como Fiesta de Interés Turístico Regional, recientemente concedida. Además, la mañana, que ha estado amenizada por los Dulzaineros de Barbastro, también ha contado con la asistencia del mediático participante de Masterchef Mateo Sierra.
De casa a la calle
Todo comenzó hace más de dos décadas, cuando la entonces concejal de Fiestas del Ayuntamiento barbastrense, Elita Davias, promovió como ayer recordó «sacar los crespillos de puertas a fuera y convertir esta tradición en una fiesta». Es costumbre que en cada casa del Somontano, se elabore este postre que tiene un componente mágico. Antaño se creía que elaborándolo el día en que la virgen se quedaba embarazada, los olivos se ‘preñarían’ y nueve meses después, darían abundante fruto. La fiesta tiene un componente pagano vinculado a los cultos precristianos de la fecundidad de la tierra, como apunta el gastrónomo Joaquín Coll, que elaboró un estudio antropológico para conseguir su declaración de interés turístico regional. Tradición que ha valorado el Gobierno de Aragón para otorgarle este distintivo. El consejero Bono indicaba que esta distinción «es un reconocimiento a años de trabajo y a un hecho singular que aúna esta tradición con hechos mágicos ligados a la fecundidad, el solsticio y un producto tan aragonés como la borraja. Es una fiesta que a la gente hace feliz y eso siempre es importante».
Por su parte el alcalde Antonio Cosculluela destacó que el reconocimiento «es el espaldarazo para una fiesta basada en una tradición ancestral con gran implicación social».
A partir de mediodía, los barbastrenses y visitantes han degustado los más de 12.500 dulces repartidos para cuya elaboración han sido necesarias miles de hojas de borraja, 40 docenas de huevos, 50 kg de harina, 160 litros de aceite, 50 kilos de azúcar, 50 litros de leche, 15 botellas de anís y 15 sobres de anís en grano, y una caja de levadura y otra de gaseosas.