Cáritas Diocesana de Barbastro – Monzón ha inaugurado este jueves por la mañana en la capital mediocinqueña una tienda de comercio justo con productos agroalimentarios, útiles del hogar y artesanía procedentes de comunidades productoras del llamado Tercer Mundo.
El establecimiento, que ya había tenido precedentes en Monzón de forma puntual durante las fechas navideñas, permanecerá abierto de forma permanente durante todo el año en la céntrica calle comercial Santa Bárbara en horario de martes a viernes de cinco a ocho de la tarde y los sábados de 10:30 a 13:30 h.
Cinco voluntarios y dos personas contratadas estarán al servicio de este establecimiento que pretende colaborar con los países más desfavorecidos a través del comercio justo y sensibilizar a la población montisonense y a la de poblaciones vecinas sobre esta iniciativa que empezó hace más de cuarenta años en el seno de Naciones Unidas.
En esta tienda se puede adquirir productos de alimentación de los países más desfavorecidos económica y socialmente de África, América Latina y Asia como cacao, chocolate, café, te, pasta, arroz, mermelada, alcohol, … así como productos de artesanía destinados al hogar o a la decoración.
El establecimiento cuenta con varios paneles explicativos de lo que supone el comercio justo y que denuncia la explotación de las grandes multinacionales. Frente a esta explotación el movimiento del comercio justo propone adquirir los productos manufacturados por los productores aglutinados en cooperativas y favorecer de esta manera las condiciones laborales de los campesinos y el desarrollo de las regiones más atrasadas económicamente.
El acto de inauguración de esta tienda ha contado con la presencia de la consejera de Servicios Sociales y Familia, Ana Fernández, cuyo departamento ha aportado 12.000 euros para la puesta en funcionamiento de esta tienda. La consejera ha estado acompañada por el alcalde de la ciudad, Fernando Heras, el presidente de la Comarca del Cinca Medio, José Ángel Solans, el párroco José Huerva, y los responsables de Cáritas en Monzón.
La consejera Ana Fernández ha destacado el valor del comercio justo como fórmula comercial alternativa más sostenible, más responsable y más igualitaria. «El comercio justo nos demuestra que el mercado no tiene por que ser incompatible con la justicia, la responsabilidad social y medioambiental», ha señalado la consejera, quien ha recalcado que los ciudadanos tienen en él una herramienta más de cooperación para colaborar a la erradicación de la pobreza en los países en desarrollo.
En este contexto, la consejera ha recordado que las ayudas a las iniciativas y redes de comercio justo son uno de los instrumentos previstos en la Ley de Cooperación. Así, el Gobierno de Aragón desarrolla, en el marco de esa normativa, tres tipos de actuaciones en materia de comercio justo. Por un lado, la promoción del desarrollo de las comunidades a las que pertenecen los productores, buscando la mejora de sus condiciones de vida y su acceso a un mercado basado en precios justos. Por otro, se trabaja para facilitar el acceso de las agrupaciones de productores a los mercados del Norte, evitando que dependan exclusivamente de las exportaciones y fomentando la economía local. Por último, se llevan a cabo acciones de información y sensibilización de la sociedad aragonesa a favor de un comercio justo y un consumo responsable.
Ana Fernández también ha recordado que el Plan Director de la cooperación aragonesa al desarrollo 2008-2011, también contempla el apoyo a las cooperativas de comercio justo y apuesta por incrementar las actuaciones de sensibilización que impliquen a la ciudadanía en general.
Se estima que existen un millón de productores, de 623 organizaciones, cuyos productos están certificados como comercio justo. Hay 14 gamas de productos certificados (café, azúcar, algodón, cacao, té, ropa,…), que se distribuyen en 53 países. Aunque la presencia de productos de comercio justo en España es minoritaria, su demanda se va ampliando de forma sostenida a medida que se habilitan canales estables de comercialización. Mientras, en Europa, es una realidad cada vez más visible, con secciones específicas en supermercados y comercios tradicionales.