El alcalde de Colungo Fernando Abadía nos traslada un hecho que nos reconforta con el honor y el derecho que otorgaba la palabra dada que practicaban las generaciones pasadas para cerrar tratos.
Una costumbre en desuso desgraciadamente en estos tiempos actuales.
La historia es la siguiente
El matrimonio Mariano y Candela de Casa Bistué de Colungo se marcharon a Barcelona hace 40 años para estar junto a sus hijos. A principios de los años 80, Mariano y Candela donaron al Ayuntamiento una parcela lindante con el cementerio, siendo por entonces alcalde José Andreu, propietario de la centenaria Olivera Nadal. Con esa cesión de terreno se pretendía construir un depósito de agua y balsa de riego, pero finalmente el Ayuntamiento no lo acometió ni siquiera inmatriculó la finca.
Cuarenta años después, la presente Corporación municipal ha decidido retomar este proyecto y ha comprobado que la finca sigue registrada en nombre de los propietarios de la Casa Bistué, concretamente en el hijo de estos, Mariano.
El alcalde contactó con el heredero para preguntarle por este asunto y cuál fue su sorpresa al decirle:
«Esa finca es del Ayuntamiento, porque mis padres la dieron y así nos lo hicieron saber a mí y mis dos hermanos. No importa que esté escriturada a mi nombre, un trato que se hizo en su día con mis padres es como si ya fuera de Colungo, y si queréis escriturarla firmaré lo que haga falta».
De hecho, los herederos vendieron Casa Bistué hace unos años y más recientemente la era y todas sus fincas menos la parcela que Mariano y Candela donaron al Ayuntamiento.
Pese a ser legítimos propietarios en las escrituras, ellos consideraban que ya no les pertenecía. Así las cosas, la presente Corporación municipal ha iniciado los trámites en notaria para cambiar la titularidad de la propiedad.
“Por cosas como estas vale la pena estar al frente de un municipio, cuando te das cuenta que no sólo el interés es lo primero”, afirma el alcalde.