La actual crisis del COVID-19 ha supuesto todo un reto para el comercio local, suponiendo en ocasiones el cierre de sus locales. No obstante, darse cuenta de las ventajas, tanto económicas como de sostenibilidad, que supone el consumo en las tiendas más cercanas es fundamental si queremos apostar por su supervivencia. Desde la Unión de Consumidores de Aragón (UCARAGÓN), junto con la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), se trabaja conjuntamente para potenciar esta compra de proximidad. La campaña “REGALA VIDA A TUS CALLES” es un ejemplo reciente de su cooperación.
El comercio local ha visto obligada su reinvención o actualización dada la reciente situación. Las redes sociales y las nuevas tecnologías han sido las principales herramientas utilizadas para aumentar su visibilidad. De esta manera, el modelo mixto de tienda física y comercio en línea ha sido una apuesta de éxito: reparto a domicilio a personas mayores o con cualquier dificultad, el uso del WhatsApp para difundir sus productos, aunque también para lleva a cabo un trato más personalizado con el cliente, y la venta online de su oferta (web y redes sociales).
BENEFICIOS DEL COMERCIO LOCAL
Por otra parte, los beneficios del consumo cercano son inmensos. Es evidente que, en el ámbito local, fomenta su empleo, impulsa su economía y da vida a las calles. Además, el trato personal es un plus añadido teniendo en cuenta la realidad de limitación de nuestra libertad de movimientos.
Asimismo, a nivel individual este tipo de compra supone muchos pros. Primero, nos permite consumir productos de temporada, más sabrosos y cercanos a nuestro domicilio. Segundo, los usuarios se pueden beneficiar de artículos específicos, diferenciados, distintos a los que se encuentran en grandes cadenas y superficies. Siguiendo en esta línea, se argumenta también que muchos de ellos han sido producidos de manera artesanal.
Finalmente, se ayuda también a reforzar la sostenibilidad del planeta. Al existir menor distancia entre el origen y nuestra mesa, disminuye el coste de energía y de transporte, lo que beneficia al medio ambiente, nuestra salud y nuestra economía. Asimismo, se reduce el desperdicio alimentario. Al acortar distancias e intermediarios, se reducen las posibilidades de que se estropeen los alimentos a causa del transporte o del almacenamiento. En consecuencia, muchos menos acabarán en la basura.