Desde VOX Barbastro apostamos por una política de plena igualdad entre mujeres y hombres. Por este motivo, nos posicionamos enfrente de cualquier política que persiga la colectivización, victimización e infantilización de la mitad de la sociedad. Las mujeres no necesitan un tutor que las acompañe, las mujeres son fuertes y capaces de decidir por sí mismas, lo han demostrado con creces a lo largo de la historia, y nosotros nos negamos a que se las señale como incapaces, o que se persiga a las que no quieren entrar en este juego pagado con las subvenciones que salen de los impuestos de todos los españoles, en general, y de los barbastrenses, en particular.
Con la colectivización de las mujeres se busca enfrentar a la sociedad, establecer que el malo por naturaleza es el hombre y que, toda mujer que se niegue a adherirse a la corriente impulsada desde la izquierda es una traidora y se merece todo aquello que le pase. Día tras día vemos cómo las agresiones, escraches, o persecuciones a mujeres de la derecha son silenciadas o, incluso, hasta aplaudidas desde la izquierda y muchos de sus medios de comunicación. ¿Por qué? Porque no les importan las mujeres, solo mantener sus chiringuitos de género, cientos de millones de euros destinados a miles de asociaciones denominadas “feministas”, que no son más que meras máquinas de propagación de odio al que piensa distinto. Cuando una mujer de derechas es acosada en un mitin o perseguida por la calle, “le está bien merecido”. Nunca es el qué sino el quién.
Se legisla a golpe de desigualdad con las terribles leyes de género, en los colegios se adoctrina a niños y jóvenes, se trabaja en la imposición ideológica, y se censura al disidente, tal y como sucede en cualquier dictadura. La igualdad de hombres y mujeres se reconoce en la Constitución, y con la legislación aprobada por el Gobierno, la presunción de inocencia de la mitad de la sociedad desaparece, lo que destruye uno de los pilares fundamentales del estado de Derecho.
Desde VOX Barbastro apostamos por defender a ultranza la libertad de conciencia, sin imposiciones ideológicas, y queremos que mujeres y hombres sean protegidos ante cualquier tipo de violencia con, por ejemplo, el aumento de penas de cárcel, la izquierda ha votado en contra en el Congreso dela Prisión Permanente Revisable por parecerle “inhumana”, o la expulsión inmediata de cualquier extranjero que cometa delitos graves. Esto demuestra que no les importan realmente las mujeres, pues tan solo son vistas como meros instrumentos para sus fines políticos, para la creación de organizaciones afines subvencionadas y, por supuesto, para la división y enfrentamiento entre hombres y mujeres.
Si a la izquierda le importaran realmente las mujeres, no habría votado dos veces en el parlamento balear contra investigar los abusos sexuales a las niñas tuteladas por el Gobierno socialista balear, ni habría tratado de frenar, en octubre del pasado año, a través de la portavoz del PSOE en el Parlamento Europeo, Irache García, la comisión de investigación que allí sí que se había conseguido poner en marcha.
Si a la izquierda le importaran las mujeres, no habría tratado de silenciar a la niña abusada por el marido, ya condenado a cinco años de cárcel por la Justicia, de Mónica Oltra en Valencia. Trece imputados de su Consejería por el momento, pero nos tenemos que creer ella no sabía nada. Nunca es el qué sino el quién.
Si a la izquierda le importaran tanto las mujeres, no habría tapado la gravedad del COVID el 8M del 2020, y no las habría enviado a contagiarse. Solo le importaba su manifestación, sin preocuparse ni de su salud ni de las graves consecuencias que provocó su sectarismo, y que aún padecemos.
Si a la izquierda le importaran las mujeres, el dinero que se dedica a las que han sufrido violencia de género iría destinado a su bienestar, y no a soportar los sueldos de todo el entramado de puestos creados en los chiringuitos de género. Tal y como se demostró, por ejemplo, en Andalucía, en 2018 y bajo un gobierno socialista, tan solo 1,2 millones de euros llegaron, de manera directa, a las mujeres maltratadas, de los 42,9 M que se presupuestaron para luchar “contra la violencia de género”, a través del Instituto Andaluz de la Mujer. El resto fue para mantener a las que sitúan detrás de las pancartas.
Si a la izquierda le importaran las mujeres, no se opondría frontalmente a la Prisión Permanente Revisable, a la que han votado en contra en el Congreso y que habría salvado la vida de muchas mujeres, como Laura Luemo.
Por todo esto, desde VOX Barbastro nos posicionamos en la defensa de todas las víctimas, en la retirada de subvenciones para mantener chiringuitos ideológicos que solo crean conflictos y colectivizan a las mujeres, y proponemos que todo ese dinero derrochado en asociaciones de pancarta se dedique íntegro a las víctimas de violencia que lo precisen. En VOX no hablamos por las mujeres, no son un colectivo, nosotros no las tratamos como a niñas pequeñas, nosotros buscamos solucionar sus problemas. Sus problemas, y los de los hombres, los niños, los ancianos o los dependientes del Estado.
Nosotros siempre hemos condenado la violencia y siempre la condenaremos, venga de donde venga, y toda víctima merece respeto. Del mismo modo, abogamos por una ley de violencia intrafamiliar para que niños, hombres y abuelos se vean protegidos en el caso de sufrir malos traros. Creemos que, con las expresiones “violencia machista” o “violencia de género”, se señala al hombre por el hecho de ser hombre, convirtiéndolo en un potencial maltratador solo por sus genes, y, por supuesto, defendemos el aumento de penas para los agresores sexuales, incluso contemplando que jamás puedan salir de la cárcel, algo rechazado por la izquierda.
Porque para la izquierda lo importante no son las mujeres, sino es el beneficio que puede extraer de su utilización, no vamos a adherirnos al manifiesto de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP) por el Día de la mujer Trabajadora, ya que en su texto no vemos más que instrumentalización de las mujeres, victimización y petición solapada de dinero y chiringuitos. Nosotros estamos por la igualdad, pero la de verdad, no la politizada y subvencionada. Nosotros sí estamos al qué, sin importarnos el quién.