En esta nueva entrega, Conchy Cosculluela nos lleva de nuevo al mundo de los minerales, deteniéndose en la amatista, una piedra que ha fascinado a la humanidad durante siglos por sus propiedades curativas y energéticas. Inspirada por las enseñanzas de Santa Hildegarda de Bingen, Conchy nos ofrece una perspectiva única sobre esta gema y sus usos.
Santa Hildegarda de Bingen, una pionera en el medievo
Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) fue una abadesa benedictina, mística, médica y compositora alemana cuya influencia trasciende los siglos. Su vasta obra abarca desde la música hasta la medicina, y sus escritos sobre las propiedades de las piedras preciosas siguen siendo referencia para quienes buscan sabiduría ancestral.
En su tratado “Physica”, Hildegarda describió la amatista como una piedra de gran poder curativo. Según la santa, la amatista tiene la capacidad de purificar tanto el cuerpo como el espíritu. Destacaba su uso para tratar dolencias físicas como infecciones, inflamaciones y picaduras de insectos, así como su capacidad para fortalecer la fe y alejar malos pensamientos.
Santa Hildegarda recomendaba varios usos específicos para la amatista:
- Picaduras y heridas: Aplicar la piedra directamente sobre la piel afectada para aliviar el dolor y acelerar la curación.
- Purificación del agua: Colocar la amatista en agua hirviendo y utilizarla para lavar el rostro o zonas inflamadas. Según la santa, esta agua purificada también ayudaba a rejuvenecer la piel y combatir manchas.
- Protección espiritual: Usar la amatista como colgante o llevarla en contacto con el cuerpo para protegerse de pensamientos negativos y reforzar la espiritualidad.
- Alivio del dolor de cabeza: Frotar la amatista sobre la frente como remedio para las migrañas.
- Control de adicciones: En un enfoque avanzado para su época, Hildegarda mencionó que la amatista podía ser útil para quienes luchaban con problemas de alcoholismo.
Conchy Cosculluela nos comparte su experiencia personal y consejos prácticos para aprovechar al máximo las propiedades de la amatista. Inspirada por las enseñanzas de Santa Hildegarda, pero adaptándolas a nuestra vida moderna, Conchy destaca:
- Picaduras e irritaciones: “Donde pique una araña, una garrapata o una avispa, ponéis una amatista en el picotazo y se os curará. Eso sí, hay que chupar la amatista antes de aplicarla”, explica Conchy.
- Cuidado de la piel: Hervir la amatista en agua y usarla para lavar el rostro ayuda a embellecer la piel, reducir manchas y rejuvenecer el cutis. Según Conchy, “Con solo una aplicación, notaréis la diferencia”.
- Cicatrices y operaciones: Mojar la amatista con saliva y aplicarla sobre cicatrices o zonas afectadas puede ayudar a reducir inflamaciones y mejorar el proceso de curación.
- Adicciones: Conchy retoma el consejo de Hildegarda para las personas con problemas de alcoholismo: colocar la amatista en un vaso con un poco de vino y ofrecerlo a la persona. “Esto puede ayudar a quienes buscan dejar esta adicción”, asegura.
- Baño energético: Sumergir la amatista en la bañera no solo proporciona una sensación de energía renovada, sino que también ayuda a combatir la depresión.
La amatista, con su característico color violeta, es una piedra rodeada de misticismo y admiración. Tanto Santa Hildegarda como Conchy Cosculluela coinciden en que sus beneficios van más allá de lo físico, alcanzando el plano espiritual y emocional.
Conchy nos invita a explorar estas enseñanzas y a aprovechar el poder de los minerales en nuestra vida diaria. Como ella misma dice: “Haced la prueba, os sorprenderá lo que una piedra puede hacer por vosotros”.
¿Has probado la amatista en tu rutina diaria? ¡Comparte tu experiencia con nosotros en los comentarios!
Aquí puedes leer otro artículo de Conchy Cosculluela sobre el cristal de roca.
Nota: Aunque estas indicaciones están basadas en los escritos y la tradición hildegardiana, su eficacia no está científicamente comprobada. Se recomienda consultar con un especialista antes de implementar estos métodos como tratamientos de salud.