Las labores de búsqueda se iniciaron a primeras horas de la mañana con alrededor de 25 personas, entre las que se encontraban guardias civiles de la unidad de rescate de montaña de Jaca, Huesca y Boltaña con un helicóptero, personal de limpieza del parque de la Sierra y Cañones de Guara, Sodemasa, y vecinos de Colungo que de forma voluntaria participaron en la búsqueda desde el mismo momento en que se dio la voz de alarma.
La Guardia Civil de Montaña comenzó la búsqueda sobre las 6:30 horas, mientras que el personal de Sodemasa estuvo rastreando la zona desde pasadas las cinco de la mañana de ayer.
El dispositivo de búsqueda se instaló en una de las pistas del sendero de La Cunarda. Desde allí, mientras el helicóptero rastreaba toda la zona, el resto de efectivos se dividieron en grupos para peinar en sucesivas batidas todos los matorrales anexos a la senda que lleva de Colungo al Portal de la Cunarda, hacía donde se dirigía la excursionista extraviada con su marido y dos hijos en la tarde del domingo.
Mientras un grupo de rescate de la Guardia Civil de Montaña acudía con vecinos expertos conocedores de la zona a explorar con cuerdas para el descenso los barrancos de Arruellos, Fornocal, Pilones y Tachos, por donde transcurre la senda.
La hipótesis que barajaban ayer todos los miembros de la expedición de búsqueda consultados por este periódico es que la senderista belga habría sufrido un desvanecimiento o algún problema físico que le llevó a dejar la senda del camino, que se encuentra perfectamente señalizado. El calor sofocante que imperó en la tarde del domingo, cuando la familia realizaba la excursión, el cansancio acumulado del viaje (ya que ésta era la primera ruta que el grupo realizaba tras recalar en Colungo la noche anterior procedentes de su lugar de origen) y sobre todo la escasez de agua y hallarse en una zona donde ésta escasea y es muy difícil encontrarla, hacían suponer a los buscadores que la excursionista podría estar entre los matorrales cerca del camino. Refuerza la hipótesis del desvanecimiento o la perdida del conocimiento el hecho de que se llamó a gritos a la excursionista y no se obtuvo respuesta.
Por ello, en torno a la senda se realizaron varias batidas a lo largo de la mañana y la tarde, mientras también se rastreaban los caminos que llevan a Bárcabo y Suelves (cerca de Naval).
El calor de las jornadas del domingo y lunes fue sofocado el martes con un descenso de las temperaturas e incluso llegaron a caer algunas gotas que no cuajaron en lluvia.
Al mediodía de ayer efectivos de la comandancia de Huesca de la Guardia Civil se desplazaron hasta Colungo para interrogar al esposo de la excursionista, quien les mostró fotografías y los condujo hasta el lugar donde fue vista por última vez. El marido y el propietario de los apartamentos de turismo rural, donde estaban alojados, acompañaron a la Guardia Civil hasta el puesto de Angüés donde formularon la denuncia de la desaparición.
Las labores de búsqueda continuaron por la tarde hasta caer la noche, sobre las 21:00 h. La búsqueda seguirá hoy a primeras horas de la mañana.
Tensa espera en Colungo mientras dura la búsqueda
Colungo, la pequeña población de la sierra de Guara frontera entre el Somontano y el Sobrarbe, se acostaba el lunes con el sobresalto de no haber encontrado a la montañera belga desaparecida en la tarde del domingo mientras realizaba la excursión con su familia al Portal de la Cunarda.
El pueblo de Colungo «se ha volcado con la familia» como explicaba ayer una vecina de Barbastro que estuvo arropando a los dos hijos de la desaparecida de 14 y 15 años. Y es que desde que se dio la voz de alarma en la tarde del domingo, un numeroso grupo de vecinos salieron al monte de Colungo junto con la guardia civil en busca de la desaparecida, realizando batidas y llamándola hasta las cinco de la mañana. «El marido está muy agradecido a los vecinos porque se encuentra muy respaldado por todos. Nos da las gracias constantemente. Nosotros estamos aquí, que vean que no están solos y esperar a las noticias», apuntaba otra vecina.
Este martes, algunos vecinos también se quisieron sumar al operativo de búsqueda con los efectivos de limpieza del Parque y de la Guardia Civil. Mientras en el pueblo no se hablaba de otra cosa. Los restaurantes y establecimientos hosteleros comentaban la noticia e insistían en que era la primera vez que un hecho de estas circunstancias alteraba la tranquila vida de un pueblo que compagina el método de vida agrícola con el del sector turístico.
También mostraban su extrañeza por haberse perdido en una zona balizada y muy indicada. Pedro Palacio, el hostelero que ofrecía el desayuno y las comidas a esta familia señalaba que la desaparición ha supuesto «un impacto muy fuerte porque nunca se han dado casos como éste en un pueblo tan pequeño. La gente está preguntándose qué ha pasado, porque es una cosa insólita. El primer día se buscó hasta el último instante, hasta que cundió la desesperación y hoy -por ayer- se ha dejado todo en manos de los agentes para que la búsqueda sea más efectiva».
Entre las causas de la pérdida, la mayoría de vecinos señalaban al «calor». «Salieron sobre las cinco de la tarde del domingo con toda la ansiedad por hacer la primera excursión en el primer día de vacaciones. «Una parte del motivo de la desaparición sería la climatología, que con el agotamiento que tendría unido a un golpe de calor se hubiera perdido», apuntaba Pedro.
La familia belga – francesa conocía la zona ya que el verano pasado paso sus vacaciones en Colungo, donde tenían unos amigos, guía de barrancos. El marido de la desaparecida trataba de sacar fuerzas de flaqueza ayer mientras conversaba con agentes de la guardia civil y vecinos del pueblo y veía pasar las horas sin tener noticias satisfactorias de la búsqueda. Unas horas que como indicaba un vecino «se hacen muy largas y tensas».