Paseando por el Somontano, es fácil pasar por alto a Coscojuela de Fantova, un pequeño pueblo de tan solo 30 habitantes, escondido tras innumerables curvas, ya sea que vengas desde Hoz de Barbastro o por lo Grau. No es un lugar de paso, y en su momento, la despoblación lo dejó con apenas 7 habitantes. Sin bar ni tienda, sus vecinos recorren las sinuosas carreteras hacia Barbastro para abastecerse, pero todos ellos aman el pueblo, sabiendo que el camino serpenteante es parte de su encanto. Esa estima compartida ha impulsado el renacimiento de la comunidad, como una planta vivaz que florece tras el abandono. Hoy, después de la pandemia, la población se ha triplicado y su asociación de vecinos apuesta por llevar la cultura de calidad a este remoto rincón.
A veces, no sabemos por qué, los astros se alinean para que una semilla caiga, llegue el agua, y la naturaleza siga su curso llenando de color nuestros corazones. En Coscojuela de Fantova, la magia es obra de personas que han sembrado esa ilusión, con el apoyo del ayuntamiento del Grado, y el entusiasmo de un público y artistas que han hecho que lo extraordinario ocurra.
Semana Cultural
Este verano, se celebró una Semana Cultural equilibrada para todos los públicos, con toboganes de agua, juegos infantiles, talleres y excursiones. Sin embargo, la magia se desplegó al caer la noche, con la luna y el tañido de la campana de la iglesia acompañando cuatro noches inimaginables sin el esfuerzo y la ilusión de creer en grandes proyectos para lugares tan recónditos. Los que estuvimos allí fuimos testigos de cada detalle, cada luz y cada vela, que resaltaban el talento de los artistas que participaron.
Festival BlueSomontano
Por tercer año consecutivo, el Festival BlueSomontano trajo dos grandes conciertos: Muddy Wine y los jóvenes talentos de “The Heeks”, junto con el asombroso guitarrista mallorquín Balta Bordoy. La complicidad entre ambas bandas culminó en una fusión musical que cerró el concierto por todo lo alto. Este festival busca consolidarse y seguir creciendo en los próximos años.
El festival continuó con el Colectivo To y su obra “Conciliando”, una reflexión sobre los micromachismos que nos mostró el camino que queda por recorrer para avanzar como sociedad. Con humor y desenfado, nos ayudaron a entender la importancia de estos trabajos para crecer colectivamente.
Gracias a la iniciativa privada de Oliworld, disfrutamos de una noche de ópera bajo la luz de la luna, con la maravillosa actuación de Asunción Guallar. Y como broche final, la chispa de alegría y descaro de Fina la Ina y Paco Hernández nos dejó a todos vibrando de emoción.
Otro logro destacado fue la Sala La Peña, que celebró su primer aniversario con la artista Teresa Abad. Abierta hace un año, esta sala es motivo de orgullo para los habitantes, quienes, aunque no tienen bar, presumen de tener un espacio dedicado al arte.
Este agosto, los corazones de Coscojuela de Fantova latieron al unísono: habitantes, veraneantes, visitantes y autóctonos, jóvenes y ancianos. Todos vivieron juntos este renacer, alimentándose de la cultura que abrió sus puertas a un pequeño pueblo donde las mentes sueñan en grande, con la esperanza de que el amor por la carretera contagie a los pueblos vecinos.