Pedro Solana (Barbastro). Tras pasar el paraje de la Era de las brujas, fuimos en ascenso todos juntos hacia la cumbre de Cotiella haciendo un acompasado zig-zag que nos empujaba en sus diagonales más hacia el este.
Se perfilaba allí una arista que nos haría asomar a un balcón desde donde, maravillados, observamos el «repleto» brillo azul de nuestros tres pantanos: Barasona, El Grado y Mediano. Monzón y el Somontano no se veían pues los enturbiaba una suave calima.
A las 11 en punto coronamos la cima en medio de una alegría contenida. El esfuerzo había sido grande como grande es lo que aún nos quedaba. Pero ahora nos abrazamos todos siguiendo el ritual de unas celebraciones tantas veces repetidas. Muchas fotos, intentos fallidos de llamar con los móviles, algo de comer y beber, y… después es cuando viene la explosión:
¡Qué descenso! De verdad, en cinco minutos más de 600 metros de desnivel en la mejor nieve de la temporada (incluídas las pistas de esquí).