Ficha técnica:
Dirección: Fernando Trueba.
País: España.
Año: 2009. Duración: 127 min.
Género: Drama.
Interpretación: Ricardo Darín (Vergara Grey), Abel Ayala (Ángel Santiago), Miranda Bodenhöfer (Victoria Ponce), Ariadna Gil (Teresa Capriatti), Luis Dubó (Marín), Mario Guerra (Wilson), Mariana Loyola (Lili), Gregory Cohen (Sergio), Ernesto Malibrán (Dr. Ortega).
Guión: Fernando Trueba, Jonás Trueba y Antonio Skármeta; basado en la novela «El baile de la victoria» de Antonio Skármeta.
Producción: Jessica Huppert Berman.
Fotografía: Julián Ledesma.
Montaje: Carmen Frías.
Dirección artística: Verónica Astudillo.
Vestuario: Lala Huete.
Distribuidora: Vértice Cine.
Estreno en España: 27 de noviembre de 2009.
Sinopsis:
Con la llegada de la democracia, el presidente de Chile decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. Entre ellos se encuentran el joven Ángel Santiago y el veterano Vergara Grey, un famoso ladrón de cajas fuertes. Sus planes no pueden ser más opuestos. Mientras Vergara Grey sólo quiere recuperar a su familia y cambiar de vida, Ángel sueña con vengarse del alcaide y dar un gran golpe. Pero en su camino se cruza la joven Victoria; las vidas de los tres sufren un cambio total que les llevará a enfrentarse con un nuevo destino.
Crítica por Fer Broto:
La pasada semana, de la variada cartelera del Cine Cortes, yo elegí la última película de Fernando Trueba, El baile de la Victoria, que va a ser la que representará a España en la lucha por una nominación como película de habla no inglesa en los próximos Oscars -algo que se me antoja imposible- y a este respecto debo disculparme porque hace dos semanas atribuí erróneamente ese privilegio a Almodóvar, pero aún así debo decir que mantengo el comentario.
Tampoco entiendo cómo este Baile de la Victoria ha pasado por encima de la Celda 211 de Daniel Monzón, algo que cuestiona los criterios que sigue la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España
A Trueba le pierden las excesivas pretensiones con las que quiere dotar a la película, mezclando géneros que van de la comedia al drama, del cine de atracos al western andino y trata de envolverlo con un tono poético y, por momentos, mágico. Pero se queda a mitad camino, mostrándose como un producto mal diseñado.
Arranca con una puesta en escena lenta y confusa. Esa es, un poco, la tónica de toda la película: un ritmo narrativo lento y a tirones y que parece que va preparando un clímax dramático o narrativo y este no termina por llegar, y deja todo por desarrollar: la trama carcelaria, el atraco, el drama de Victoria, el de Vergara Grey… Con respecto a esto último, no se entiende la participación de la que era su cuñada, Ariadna Gil, que parece puesta con calzador y provoca la peor escena de la película -según mi parecer- la del cruce de pensamientos entre Darín y Ariadna Gil.
El guión está basado en la novela homónima de Antonio Skármeta, que confieso no he leído, al que no entiendo cómo ha colaborado activamente en este disparate basado en su obra. Lo del guión ya lo he apuntado, no desarrolla los personajes, no evolucionan, las diferentes tramas no terminan de definirse y parece que camina hacia ninguna parte.
El trabajo de los actores es de lo mejor del film, el gran Ricardo Darín está, como siempre, perfecto. Es uno de esos actores que llena la pantalla en cada plano que sale. Aquí no tiene mucho donde agarrarse, pero aún así realiza una composición sobria y sin fisuras. Lo mismo le sucede a la jovencísima Miranda Bodenhöfer, teniendo el merito añadido de que es su primer papel para el cine, y realiza una actuación que huye del histrionismo en el que es fácil caer en una película como esta, que pasa de lo sensible a lo sensiblero. Abel Ayala no está al nivel de sus dos compañeros, pero tampoco es que esté mal. Como a resto del reparto el libreto, no le ayuda demasiado y su personaje resulta un poco más opaco que el de los otros dos protagonistas.
Del resto de los apartados técnicos puedo decir lo que de toda la película, tienen un tono gris, no es que desentonen, pero parece por momentos que estén ausentes.
Casi me olvidaba, por si todo esto no fuera poco, Fernando Trueba nos»regala» mas dos horas de metraje, siguiendo la tendencia actual.
Lamento decirlo, pero esta película sí que da argumentos a los detractores del cine español, de todas formas quedémonos con el buen sabor de boca que nos dejó la Celda 211.