Los vecinos de Lascellas cumplieron con la tradicional procesión del día de la Purísima Concepción de acudir descalzos hasta la ermita. Dos familias de la población se encargaron como de costumbre de repartir el panecillo de anís bendecido a todos los vecinos que realizaron el camino descalzos. Tras la misa baturra, el Ayuntamiento obsequió a los asistentes con un vermú.
La procesión, la mayor tradición que se conserva en Lascellas, surgió hace más de 300 años para pedir a la virgen que intercediera para eliminar la peste que asoló a la población y que se cobró numerosas víctimas. Cuentan en Lascellas, que a partir de dicha procesión las víctimas fueron menos y desde entonces el pueblo decidió repetir cada año esta manifestación de religiosidad popular en agradecimiento a la virgen.