Empezamos febrero y en Barbastro hablar del segundo mes del año es pensar en feria desde hace más de 500 años.
El privilegio que Germana de Foix, segunda esposa del Rey Fernando el Católico, otorgo en 1513 a la ciudad, no fue fruto del azar: ya a comienzos del siglo XVI Barbastro, que era una ciudad eminentemente agrícola, tenía un importante carácter comercial. Durante 5 siglos se ha celebrado la feria de “LA CANDELERA” y año tras años se han acercado hasta Barbastro los habitantes de la Comarca del Somontano, de comarcas vecinas e incluso de otras con las que no se comparten ni límites geográficos ni comunidad autónoma. Todos ellos han llegado con la ilusión de encontrar entre los puestos ese artículo, plantero o apero que necesitaban o aspiraban tener. Han traído además, no solo la riqueza económica que implícitamente llevan los intercambios comerciales, también la riqueza cultural que aporta el intercambio de costumbres, usos, lenguas y pensamientos.
Somos conscientes que entre todos ellos; los comerciantes, los feriantes, los habitantes, los visitantes…dotaron a la ciudad de Barbastro de un carácter diferencial y diferenciador que hizo que se posicionara como una ciudad excelente y de referencia a nivel comercial y también ferial que ha perdurado en el tiempo.
Con la llegada de la segunda década del segundo milenio llego también el Covid-19 que, para combatirlo, ha obligado a las administraciones a tomar un conjunto de medidas, que debido a las restricciones que las acompañan, han impactado de forma importante a la actividad económica, cambiando los modos de compra y el uso de los servicios.
En Barbastro y en el resto de la Comarca del Somontano el tejido empresarial lo conforman mayoritariamente PYMES y autónomos, que se van a encontrar en un mundo post pandemia, en el que el uso de las tecnologías se ha acelerado. Esto supone tener que afrontar un reto mayúsculo, para adaptar sus negocios a la nueva realidad lo mas rápidamente posible.
No solo hablamos de teletrabajo, que llegó para quedarse, también de las relaciones con las administraciones (somos el segundo país en Europa en servicio públicos digitales) y por supuesto del comercio electrónico. Es verdad que se debería exigir a la administración central y también a la autonómica una conectividad puntera en todo el territorio comarcal para poder competir con los grandes del comercio en igualdad técnica, pero, no es menos cierto que las PYMES y los autónomos deben emprender, sin demora, la tarea de digitalizar sus empresas. Las asociaciones empresariales deberán trabajar en buscar alianzas con las principales operadoras para que suministren servicios y acciones formativas que ayuden a los pequeños empresarios en este nuevo escenario. También deben exigir a las administraciones que las infraestructuras de todo tipo (sea a nivel de carreteras o de telecomunicaciones y conectividad, entre otras) lleguen hasta el ultimo confín de nuestro querido territorio.
Tengo claro que la mentalidad, aperturista y sin complejo hacia los cambios, del tejido empresarial del Somontano va a ser el motor para emprender un proceso de este tipo. De la misma manera que hace 508 años aquellos comerciantes consiguieron el privilegio de organizar una feria de 25 días, nuestros empresarios en la actualidad, comerciantes, Pymes y autónomos serán quienes capitaneen a nivel autonómico este reto necesario de adaptación, por un lado, y el cambio cultural que va a suponer el proceso de digitalización empresarial a nivel global por el otro.
Juntos lo conseguiremos.
Seguro.