El viaje que hoy os propongo es sencillo. Ponte cómodo, hazte un café y abre un libro. Allá vamos.
Hay muchos libros que recorren la península de una manera tan espectacular que los lees y sientes una ganas locas de carretera y manta. Desde El viaje a la Alcarria hasta Ordesa, La España vacía y uno de mis favoritos, La regenta.
Libros infinitos para disfrutar eternamente… Aunque no sean todos lo que son ni estén todos los que son, vamos a recorrer la península de la mano de la literatura, porque hoy los libros nos llevan de ronda.
Comienzo mi ronda de lecturas para tramo final de verano atravesando el espacio y el tiempo… De repente estamos en Madrid, siglo XIX gracias a “La cajita de rapé” de Javier Alonso García- Pozuelo, quien casi se centra más en el escenario, digo casi, que en el propio crimen, y es que el autor se propone guiarnos hasta un Madrid exaltado políticamente, y se centra en describirnos no solo sus calles, sus carruajes y sus adoquines, sino también sus señores con sombreros y sus damas encopetadas. Y lo hace tan bien, que te apasiona. A partir de ahí, una novela negra apasionante…
Y nos quedamos en el Madrid de Galdós de la mano de Carlos Mayoral. Mayoral es, a día de hoy, uno de los autores que mejor conocen nuestra literatura y sabe cómo transmitirlo a sus lectores. Con Carlos Mayoral, La voz de Larra en redes, uno aprende, siempre, mientras lee.
El crimen de la calle Fuencarral es la excusa perfecta que el autor escoge para guiar al lector a través de los ojos de unos personajes de altura, Galdós, Pardo Bazán, Melquiades, Laura, Nela… Un Madrid que apetece por lo literario. Un Madrid que apetece por la reivindicación que Carlos Mayoral hace del papel de la mujer en la literatura y fuera de ella. Un Madrid que apetece por el guiño constante a la obra de Benito Pérez Galdós, Nela, Tormento…¿Apetece o no apetece, ronderos?
Pero abandonemos Madrid, queridos, que España tiene meseta y playa, y el mar, ay el mar, es parte de la obra de Mikel Alvira por excelencia. Sus obras siempre tienen el ruido de las olas de fondo, pero en Yo fui Guilles Nabarre nos invita a navegar. Mar, sentimientos, amores, barcos, historia… Todo contado con la dulce prosa de Alvira. Papel y boli, ronderos, que hay mil cosas que anotar. Porque nuestro intrépido marinero nos lleva a un viaje inolvidable, ¿Imagináis unas vacaciones recorriendo la península tras los pasos de Gilles Nabarre? Pues abro deseo, mítico San Juan de Gaztelugatxe, escenario de “Juego de tronos” (sobran ya los motivos), la Playa de la Concha, con su Isla de Santa Clara al fondo, Punta Galea, ría del Nervión,Getxo, inolvidable Getxo y sus gentes. A partir de ahí, el mar es el protagonista de esta novela de amor con mayúsculas: Rías Altas y Baixas, Porto, Lisboa y navegamos a Gibraltar, para remontar el Mediterráneo, entre lágrimas y citas inolvidables que, al más puro estilo Alvira, se clavan como espinitas deseando tener de nuevo tener en tus manos la próxima obra de Mikel Alvira.
Y no puedo despedirme sin quedarme en mi tierra, si cambiar el mar por la montaña de mis amores. Ay, mis pirineos, con sus rutas maravillosas. Y podría elegir Ordesa, pero tenéis aquí mi reseña, https://www.palabrasencadena.com/2018/03/OrdesaManuelVilas.html y antes que Ordesa estuvoLlamazares y su Lluvia Amarilla. Un libro, una ruta que debes hacer tras leerlo, un por qué la España vacía. Porque Llamazares hizo de Ainielle su Alcarria y nos llenó de amor por nuestra tierra, por nuestros abuelos. Nos hizo entender la montaña.
Es a día de hoy una novela imprescindible.
¿Existe un lugar mejor parar acabar nuestra ronda que en la absoluta soledad de una montaña, dispuestos a comenzar una nueva lectura?