Este pasado día del Pilar falleció en Zaragoza Rufino Montañés Oteo, donde nació, pese a que gran parte de su vida transcurrió en Barbastro. Tenía noventa y dos años.
Yo le conocí al entrar a trabajar en el Ayuntamiento, a principios de los ochenta, pues era concejal de UCD. Desde el primer día me mostró su aprecio, confianza y amistad, y me pidió que le ayudara en muchas de sus iniciativas. Por aquel entonces la plantilla de personal era escasa, y se trabajaba bajo el principio de la polivalencia, totalmente ajeno al actual de la especialización, o especificación: esto he de hacer y de aquí no me salgo.
Rufino tenía en mente una iniciativa para fomentar el turismo de Barbastro, y le comenté que en Mirambel, Teruel, había una especie de Fundación turística del Maestrazgo, que funcionaba muy bien. Me refiero a una época donde no había un gobierno regional tan extenso como ahora, ni tampoco comarcas, y donde la presencia de lo público era muy pequeña. Tras contactar con el presidente de aquella entidad entregué a Rufino toda la documentación, que le gustó, y creo que la iniciativa hubiera salido adelante de no perder las elecciones municipales en 1983. Quizá las cosas hubieran sido de otro modo para Barbastro pues, en mi opinión, el turismo en manos de la Comarca ha puesto el foco casi exclusivamente en Alquézar.
También tuvo iniciativas culturales para unas jornadas que me encargó y donde trajimos a gente interesante del mundo de la prensa escrita y radiofónica, que se celebraron en la Casa de la Cultura.
Pero su gran mérito fue conseguir la UNED para Barbastro. Ello le costó muchos viajes a Madrid, para reunirse con personas importantes que conocía, algunas por la pertenencia de Rufino al Opus Dei. Tras conseguir su objetivo creó la Fundación Fernando el Católico, como sustento del centro en Barbastro, recibiendo del ministro barbastrense Luis Cosculluela Montaner, cinco millones de pesetas para su arranque; para ello fue menester invitar al ministro a los toros en las fiestas patronales de su pueblo y explicarle el caso… Meses después de su logro el nuevo ayuntamiento, surgido en 1983, cambió el nombre a la fundación quitando a Fernando el Católico y poniendo a Ramón J. Sender, pero el gran logro fue exclusivamente de Rufino Montañés.
De todos aquellos viajes a Madrid, hoteles, comidas, invitaciones… jamás presentó gastos, o cobró dietas, porque consideraba que era una carga del cargo, algo absolutamente impensable en estos tiempos.
Su madre tenía ascendencia judía, y me contó que de niño, durante la II Guerra Mundial, su casa (situada sobre la actual rotonda frente al Tanatorio Valle) fue posada de muchos judíos que huían de Francia y Alemania, antes de salir de España; y que la falsa de la casa estaba siempre con sábanas colgadas y mujeres judías trajinando con la ropa y la comida de los niños. Muchos años después, paseando por Madrid, un hombre desconocido le paró y le preguntó si era Rufino, de Barbastro… y le dijo que era uno de aquellos niños que acogieron en Barbastro durante la diáspora, cuya cara recordaba… Y le invitó a ir a la sinagoga, donde lo presentó a los demás fieles.
Rufino era un hombre muy sonriente y cordial. De hablar rápido, nervioso, de tantas ideas que le surgían, tuvo siempre un trato afable y cercano. Y era un caballero: en la época del destape denunció a mi suegro (amigo suyo) porque en la cartelería del cine ponía imágenes subidas de tono para los niños. El juicio lo perdió, pero el juez le dijo a mi suegro que se abstuviera de repetir esas imágenes… Y tras el juicio continuaron siendo tan amigos, sin guardar ningún rencor.
Un día le pidieron presidir el Consejo Regulador del vino, pues él pertenecía a ese mundo, con su firma «Vinos Montañés». Rápidamente me llamó para pedirme consejo y yo, un veinteañero inmaduro, le aconsejé que no aceptara, que se iba a complicar la vida. En realidad pensé que el cargo le podía venir grande… Y en eso estuve totalmente equivocado.
3 comentarios
Querido José María: hoy hemos estado en el cementerio unos cuantos despidiendo a Rufino y acompañando a su familia, y nos hemos acordado de ti y de aquella gente de UCD tan desprendida y respetuosa, cn las personas y con la institución que representasteis.
No sabia la anécdota del piano y me imagino que te refieres al exministro Luis Cosculluela Montaner, y que cometes un lapsus al llamarle Manolo, quizá por cruce de apellido con su ¿ primo? el notario Manuel Montaner, q.e.p.d.
Blas, Muchas gracias por tu testimonio. Me has emocionado. También añado todas las gestiones que realizó con Esteban Viñola para conseguir el Hospital en Barbastro, como así fue. También para los estudiantes de nuestra ciudad organizó, desde el ayuntamiento, los intercambios con otros de Orleans, Francia. Tuve la suerte de participar en dos de ellos.
Rufino me honro con su amistad. hicimos muchas cosas a la limón. siempre me pregunté de donde sacaba su energía. en la segunda legislatura, que perdimos, el se presentó porque yo se lo pedí. Y todos esos viajes que dice Broto muchos los hicimos junto y, efectivamente, el único que cobró, porque se lo dije ti, fue en el que Cosculluela nos dio un piano pra la escuela de música. Hicimos el viaje aprisa y corriendo porque a Mnuel le quedaban pocos días en su cargo. A iniciativa mía confeccionó y edito la primer guía sobre Barbastro. Igual conseguimos de TV un nomavistas para que Enrique París hiciera un reportaje, por cierto que aquel tomavistas nunca se devolvió.
Descansa en paz Rufino, el Señor te habrá premiado
Amigo Rufino, hasta pronto