Blas Broto
Mi amigo Josemari tiene una hija estudiante en Passau (Alemania) que cuando viene a España se escandaliza del derroche de luz que hay en las carreteras españolas. Y Víctor, que frecuenta Frankfurt donde tiene una hija casada, coincide con la apreciación Almudena, la hija de Josemari…
He estado cuatro días de Adviento en Munich, y esa misma sorpresa lumínica me llevé. En un viaje nocturno en tren por Baviera, pude apreciar la austeridad lumínica de sus carreteras; quizás piensan que como el coche ya tiene suficiente luz propia no hace falta iluminar mucho el asfalto. Si bien en los cruces, rotondas o señales de peligro los iluminan más.
Por ejemplo cuando vamos a Lérida y cogemos la autovía en Castejón del Puente, en el tramo de 500 m de incorporación hay 18 báculos, uno cada 27 metros. Calculo que en Alemania los separan de 80 a 100 metros. Si bien allí las luces están encendidas, a diferencia de las de Castejón que llevan varios días apagadas. ¿Recortes?
Yo creo, no lo pregunté, que para el alemán una lámpara es solo una referencia, una especie de guía, como la estrella Polar a los marineros.
De manera que en materia de iluminación de autovías, autopistas y carreteras España gana por goleada a Alemania. Como consecuencia en España el consumo de energía para alumbrado público es de 116 KW/h, por habitante mientras que en Alemania es 48 kw/h. En los últimos 5 años el gasto de alumbrado público se ha duplicado en España y en el año 2012 pagamos 830 millones (según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid)
Creo que el Plan E, del optimista ZP, y su ánimo de “sostenibilidad” ha sido un boomerang que se ha vuelto contra nosotros y nos ha dado en los morros.
Sospecho que la iluminación de la torre de la iglesia de Fonz es más de treinta veces (30) superior a la iluminación de las torres de la catedral de Munich, que admiran de noche con las estrellas encima…
Por otra parte en Alemania las lámparas no son naranjas, sino blancas, como hace pocos años en España. Antes, desde mi jardín, me gustaba el paisaje nocturno de los pueblos del Somontano, como de un Belén. Aquellas humildes luces blancas, como puntos de la bóveda celeste, parecían velar el sueño de los vecinos… Poco a poco, con la excusa de la sostenibilidad, las fueron cambiando por otras del enrabietado naranja de las autopistas. Hoy el paisaje nocturno del Somontano se ha teñido de selección holandesa de fútbol… Resisten Olvena y Coscujuela de Fantova, pero no creo que por mucho tiempo. Recuerdo que la primera noche que Estadilla inauguró su fogosa luminosidad pensé así vería Nerón arder a Roma…
La intensidad lumínica en España es tal que una noche, desde el Pueyo, vi como tres boinas naranjas que flotaban la lejanía: correspondían a Zaragoza, Huesca y Lérida. Ese fenómeno ocurre cuando las nubes tienen una determinada altura y densidad. En ese aspecto ninguna ciudad alemana tiene sobre sí esa boina naranja. Recuerdo un antiguo artículo en El Cruzado Aragonés, de Carlos Gómez, director de la UNED, en que se quejaba de nuestra contaminación lumínica que provoca desorientación en los pájaros, e impide la visión limpia de las estrellas…
Hace años pregunté a un ingeniero eléctrico a qué venía eso de cambiar las luces blancas por otras naranja tan intensas. Me dijo que era cosa de la normativa aplicable, para contaminar menos y por el ahorro energético… En Barbastro, hace años, se cambiaron muchas bombillas con arreglo a la “normativa aplicable”, o sea para ahorrar, y al año siguiente un concejal de la oposición preguntó en un pleno televisado porqué el carísimo cambio de bombillas no se reflejaba en un ahorro: no hubo respuesta.
En relación a la “normativa aplicable” el estudio de la Universidad Complutense, dice textualmente: “no hay forma de conocer en qué criterios se basan para decretar tanta intensidad” De manera que la fogosidad lumínica en España (830 millones en 2012) no se ajusta al reglamento sino a una cierta discrecionalidad. Cualquiera sabe qué hay detrás.
¿Porqué en Alemania las bombillas no son naranjas y no hay tanta profusión de lámparas en las carreteras? Esa es la pregunta que algunos nos hacemos cuando venimos de allí.