La capital del Somontano ha sido referencia vitivinícola nacional e internacional durante la pasada semana con motivo de la celebración del II Congreso de Turismo Enológico, organizado en el Centro de Congresos por la Universidad de Cádiz en colaboración con el Ayuntamiento de Barbastro, y que tuvo su broche de oro con la celebración en el recinto ferial del Encuentro Gastronómico Norte – Sur que dado su éxito de participación en la primera jornada se extendió hasta el domingo y que tendrá continuidad el próximo otoño.
Han sido cinco días en los que se ha podido pasar de la teoría del enoturismo y las tendencias internacionales actuales a la práctica con la visita a bodegas, catas y degustación de productos con el sello andaluz y somontanés.
Por lo que respecta al Congreso, durante tres intensas jornadas, profesionales del mundo del vino, el turismo, la gastronomía, la consultoría y la universidad debatieron sobre el concepto del turismo enológico, poniendo sobre la mesa de debate pasado, presente y futuro, retos y perspectivas, las distintas experiencias de los mercados más importantes (Francia, Italia, Portugal, Alemania, Argentina…), la relación entre la Administración Pública y la iniciativa privada y, como no podía ser de otra manera, el papel de las nuevas tecnologías (servicios informáticos, redes sociales, Web 2.0…), que han dado un mayor poder al cliente.
Entre las principales ideas a destacar parece claro que la gastronomía, y dentro de ésta el vino, adquieren cada vez más importancia como factor diferenciador y como base para construir nuevos productos turísticos de forma sostenible. Estos nuevos escenarios abren la puerta a más actores de los sectores primarios, de la industria alimentaria, de los servicios de hostelería y de la oferta turística, generando una denominación más amplia y concreta, que es la ‘Enogastronomía’.
El catedrático de la Universidad de Cádiz y coordinador del congreso, Antonio Arcas, hablaba de «éxito» en el acto de clausura y destacaba que tras esta cita «se ha dado un gran paso porque hemos venido a una comarca que ha evolucionado de una forma espectacular en los últimos ocho años y queríamos demostrar que turismo y vino pueden ir juntos. Nos vamos con la esperanza que el sector vitivinícola vea en el turismo un elemento para viajar a través de la cultura y aprovechar la potencialidades de que estos turistas consuman los vinos del Somontano. Aquí hay unos recursos endógenos estupendos dispuestos a ser descubiertos».