Barbastro despidió ayer sus fiestas con la tradicional ofrenda de flores y frutos a la patrona de la ciudad del Vero y del Somontano, la virgen de El Pueyo. El día en que los barbastrenses celebran la Natividad de la Virgen comenzó a las once con una multitudinaria ofrenda en el Paseo del Coso y la Plaza de Aragón, que estuvo presidida por el obispo de Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, el cabildo catedralicio, el alcalde, el presidente de la Comarca del Somontano, y concejales de la Corporación Municipal, así como diputados regionales y provinciales.
Un total de 42 colectivos de la sociedad barbastrense y de pueblos de la comarca desfilaron por el Coso para depositar en el altar colocado en «los jardinetes» sus ofrendas florales y los frutos de la huerta del Vero. La de ayer fue una multitudinaria ofrenda en la que participaron cientos de personas, muchos de ellos ataviados con los trajes regionales del Somontano y de otros rincones de Aragón. También desfilaron por primera vez muchos niños con sus padres y abuelos y miembros de las comunidades de inmigrantes de Ghana y Ecuador, vestidos con los trajes típicos de sus países.
Otra de las novedades fue el baile que ofrecieron los alumnos de la escuela de jota de Salvador Fierro.
Tras la ofrenda, se celebró una misa y la tradicional corrida de toros con los diestros Javier Conde, El Fandi y Salvador Vega que lidiaron seis toros de la ganadería Torrenueva de Colmenar Viejo. El Fandi fue el auténtico triunfador de la tarde, cortando dos orejas, en dos excepcionales faenas, sobre todo en comparación con sus compañeros. El más criticado fue Javier Conde, que cuajó una faena mediocre con el primer toro y trato de lavar su imagen sin éxito en el segundo.
Mientras que el joven Salvador Vega mostró oficio pero la de ayer no era su tarde, puesto que el título de triunfador estaba destinado desde los primeros capotazos a El Fandi, que se atrevió con las banderillas y en su segundo toro brindó a la afición su característico «violín». El Fandi no estuvo fino a la hora de matar y tuvo que recurrir al segundo intento. Aun así, salió a hombros y por la puerta grande del coso barbastrense, que presentaba una buena entrada aunque no el lleno.
La Ronda de Boltaña, en su ya clásica actuación, y los espectaculares fuegos artificiales pusieron el broche en unas concurridas fiestas.