El color rojo se sitúa siempre en el extremo cromático que registra nuestro ojo. Es el color con mayor longitud de onda de todos los colores que somos capaces de ver los humanos y por este motivo es de todos los colores del arco iris el que menos energía contiene. Sin embargo nuestro cerebro asocia este color con los colores cálidos. La luz violeta, que interpretamos como fría, contiene casi el doble de energía que el rojo. El rojo lo asociamos también con la maduración, simbólicamente los frutos han recogido el calor del sol. Si en ocasiones es apetecible un fruto rojo, en otras el rojo lo asociamos con el peligro, con lo venenoso. Llegamos al otoño, el momento en el que mayor concentración de frutos nos encontramos. Un simple paseo por el somontano de Barbastro nos proporciona un festival de colorido en el que predominan los tonos rojizos. Sirvan estos ejemplos de muestra.
Juan Manuel Sanz Casales, rocayflor.blogspot.com