Siempre que se producen injusticias, y en nuestro mundo están a la orden del día, hay violencia y esta desemboca fácilmente en asesinatos y matanzas de todo tipo.
Gervasio Sánchez ha fotografiado durante estos últimos casi 40 años toda suerte de guerras y conflictos en America Latina, el Golfo, los Balcanes o África y Asia. Profesional independiente, ha trabajado para distintos medios como Heraldo de Aragón, La Vanguardia o la BBC. Le han sido otorgados numerosos premios y reconocimientos atendiendo a su trabajo como periodista, a la excelente calidad de las fotografías que realiza, o a su labor directa e indirecta en favor de la justicia y de los derechos humanos. En él se imbrican lo profesional, lo artístico y lo humanista.
Su cámara ha sido testigo de la muerte, la persecución, la tortura o la desesperación en buena parte del mundo. Su obra se ha expuesto en los espacios más prestigiosos y ha sido siempre aclamado como un maestro. Sin duda uno de los grandes fotográfos españoles que trasciende el terror, el dolor, o el sufrimiento sublimándolos en imágenes cuajadas de sentimientos. Sus numerosos libros publicados representan un compedio del horror de nuestros tiempos, con una cierta esperanza en algunos trabajos como Vidas Minadas, en el cual a lo largo de los años va siguiendo la evolución de hombres y mujeres afectados por las minas antipersonas y estigmatizados de por vida.
En Violencias contra la mujeres en conflictos internacionales, el tema reza en el título y podemos constatar una serie de casos, en distintos escenarios, donde se inflije distintas agresiones de gran intensidad a mayores y niñas con nombres y apellidos. Hecha en colaboración con el IAM, y conmemorando el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer es una exposición de visita obligada e incómoda, para sacar del anonimato a tantas asesinadas, ultrajadas y humilladas y concienciarnos de que debemos asumir un cambio, personal, social y político: un camino hacia la erradicación de la injusticia, de la crueldad y de la guerra. Recordemos unas palabras del discurso de GS cuando le concedieron el premio Ortega y Gasset: “Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.”
Poder tener una exposición de Gervasio Sánchez en Barbastro es un lujo que debemos agradecer a nuestros responsables culturales.