La llegada del coronavirus ha sido un tsunami para los negocios, ha causado una gran crisis financiera y muchos se han visto obligados a cerrar. Las facturas siguen llegando, pero las ventas no alcanzan las cifras necesarias para cubrir todos los gastos.
Dentro de este momento de incertidumbre aún hay valientes emprendedores que luchan contra todos estos obstáculos y dan esos primeros pasos de crear nuevos negocios.
En Barbastro, Maichu y Juanma, son un gran ejemplo de ello. El pasado mes de septiembre se lanzaron a abrir Halter, una tienda de ropa multimarca en la céntrica calle Corona de Aragón de la localidad.
La idea que tenía en principio era de inaugurar la tienda la pasada primavera, pero como llegó el coronavirus, todo el proceso se paralizó. Maichu reconoce: “Después del confinamiento nos planteamos si seguíamos para adelante o lo parábamos, pero al final nos aventuramos”.
“Llevábamos muchos años queriendo abrir una tienda, pero nunca nos cuadraba. Al final vimos esta oportunidad con un local en una buena zona y pensando que nos vamos haciendo mayores, no podíamos tardar mucho más en emprender” afirmó la empresaria. Buscaban una tienda donde la gente mirara con tranquilidad y tuvieran la libertad de entrar sin ningún compromiso diferenciándose por un trato personal y cercano que denomina “Familia Halter”.
Como a ambos emprendedores les gustaba la ropa decidieron que fuese tanto de hombre como de mujer y lo de optar por multimarca confirman que “es muy difícil centrarte en una sola marca y tener contento al cliente, así que optamos por multimarca, así hay más género para elegir y acertar”. Prioriza la confección y los tejidos adecuados para las distintas necesidades diarias de la sociedad.
Entre sus marcas podemos encontrar:
- LOVE MOSCHINO
- GANT
- IKKS
- BARBOUR
- PENNY BLACK
- HENRY ARROWAY
- PERTEGAZ
- TWINSET
- SONRISA
En enero esta pareja se decidió ponerse en contacto con los dueños del local y ya comenzaron el proceso de mirar ropa y elegir las marcas. No fue hasta el 3 de septiembre cuando pudieron abrir las puertas por todas las restricciones sanitarias y obstáculos que el coronavirus les ponía.
Como consecuencia de la pandemia, han sufrido inconvenientes a la hora del envío de la ropa “abrimos con la mitad de ropa que tendríamos que haber recibido, agosto fue un horror, todo se retrasaba y nadie nos contestaba” afirma la dueña.
Durante el confinamiento no pudieron hacer nada, todo estaba paralizado y cuando las medidas sanitarias lo permitieron se pusieron en marcha con la reforma del local. Comenzó en junio y se terminó a finales de agosto para poder abrir cuánto antes.
Maichu dice que han tenido un buen acogimiento, aunque cree que hay mucha gente que todavía no sabe que han abierto, tras las nuevas restricciones asegura: “Estas dos últimas semanas se ha notado bastante parón desde que ha cerrado la hostelería”.
Su horario se ha visto modificado tras las nuevas medidas sanitarias, normalmente abría de lunes a sábado de 9:30 a 13:30 y de 17:00 a 20:30, pero ahora con el cierre de todo comercio no esencial a las 20:00, se ha tenido que adaptar.
Dentro del establecimiento han tenido que instaurar puntos con gel hidroalcohólico en la entrada. También, cuentan con mascarillas por si a alguien se le rompiese. Tras el cierre al público se desinfecta toda la tienda, probadores y cada vez que alguien se prueba algo, pasa por un centro de planchado a vapor que se somete a más de 60 grados.