En el Somontano de Barbastro, como en otras zonas de Aragón, las tensiones político-sociales que preludiaron la guerra, y por supuesto el estallido de la Guerra Civil hizo estragos en los archivos municipales que fueron testigos mudos de la crueldad de estos episodios, en los que lo primero que hacían los que ocupaban los consistorios era destruir toda huella documental del régimen derrocado como modo de borrar su identidad, para empezar así a escribir la nueva historia que comenzaba con ellos.
La localidad de Castillazuelo no fue la excepción, y vivió toda esta conflictividad con especial intensidad, lo que supuso un golpe drástico de timón en la gestión municipal en la II República comandado por un gobierno republicano desde el inicio de la misma, que desbancó a los gestores conservadores anteriores, y cuyas ideas ampliamente difundidas entre la población finalmente supusieron la irrupción del comunismo libertario en diciembre de 1933 proclamado por los anarcosindicalistas de la localidad, abanderados por los republicanos y los del Sindicato Único de Labradores (CNT).Para conocer más sobre los sucesos revolucionarios que siguieron V. José María Azpiroz en su libro Del espejismo de la revolución a la venganza de la victoria (p. 573).
Desgraciadamente, no se conservan las actas municipales de sesiones entre los años 1924 y 1937, por lo que únicamente fragmentos dispersos nos permiten esbozar la gestión de la localidad en esas fechas.
Por ello todo lo anterior, quizás nos ayude a contextualizar dos breves documentos que pueden verse en la url http://btka.somontano.org/es/opac/ayuntamiento-castillazuelo, que aparecen aislados entre la masa documental conservada, y que se escapan al ritmo textual impreso habitual en los documentos del archivo, todos ellos presididos y encabezados con un “Insigne o Ilustrísimo Ayuntamiento de Castillazuelo).
De repente, un golpe sobre la mesa, y al abrir uno de los documentos se lee “Centro Republicano Radical Socialista. Castillazuelo. Reglamento y estatutos. Enfermedades, invalidez y defunción”. Adiós monocromía, su lectura nos rebela el Reglamento y estatutos del Centro y en el primer artículo se lee: “Entre todas las personas que se adhieran a los presentes Estatutos, se constituye una Sociedad con fines exclusivamente benéficos, que se denomina el verdadero Centro de Castillazuelo, y cuyo objeto es el socorro mutuo entre los asociados en cualquier orden de la vida que sea legal, y se acuerde establecer por los mismos. Por ahora se establece la primera Sección, que comprende el socorro por casos de enfermedad y defunción.” El documento en cuestión es un carnet de asociado al Centro con los pagos sellados desde abril de 1933 hasta marzo de 1936.
El segundo documento son los Estatutos del Sindicato Agrícola de Castillazuelo impresos en 1933 en la Imprenta Moderna de Barbastro, que entre los fines económicos y sociales recoge los siguientes:
- “Adquisición para el Sindicato o para los individuos que lo forman, de abonos, plantas, semillas, animales y demás elementos de la producción y el fomento agrícola y pecuario.
- Venta, exportación, conservación, elaboración o mejora de productos del cultivo o de la ganadería.
- Creación o fomento de Institutos o combinaciones de crédito agrícola de cooperación o mutualidad aplicadas a la agricultura o la ganadería.
- El estudio y defensa de los intereses agrícolas comunes.
- El fomento de la instrucción teórica y práctica de los asociados por medio de conferencias, bibliotecas, campos de experimentación, etc.
- Estudiar las relaciones de hermandad entre los asociados para bien de los mismos y del orden social, resolviendo sus desacuerdos por medio del arbitraje, y promoviendo el mutuo apoyo y concordia por el cumplimiento de los mutuos deberes y derechos”.
Además, el texto incluye los Estatutos de la Caja Rural de Ahorros y préstamos que como parte del Sindicato tenía como objeto:
- “Estimular el ahorro entre los agricultores de la localidad admitiendo sus imposiciones metálicas para hacerlas productivas.
- Proporcionar préstamos a los socios activos, siempre que el dinero se destine a atenciones reproductivas de la industria agrícola y similares.”
Comienza funcionar en Castillazuelo una dinámica cooperativa que se hace eco de la urgencia de llevar a cabo una política regeneracionista agraria y en otros ámbitos de la vida rural, propuesta tan demandada desde los partidos de izquierda.
Un verdadero mutualismo social, abanderado por las hermandades locales cuyos últimos vestigios los encontraremos en las colectividades que surgen durante la guerra en los gobiernos republicanos como era ya el de Castillazuelo, por ejemplo; rastro de una colectividad que aparece en el primer libro de actas conservado desde 1924 y que comienza el 17 de junio de 1937 encabezado por un “copia del libro de Actas de la Colectividad, fol. Nº 16. Asamblea general celebrada el día veinte de febrero de mil novecientos treinta y siete en el Salón café del Sindicato Agrícola”. Colectividad que desaparece del libro de sesiones con el acta de 17 de junio de 1938 del Consejo municipal, y a la que continua la del 27 de abril de 1938 dirigida ya por el Ayuntamiento afecto al nuevo régimen franquista.
Aunque el carnet de socio solo tiene sellados los pagos hasta marzo de 1936, quizás por haberse marchado su propietario del pueblo, lo que según sus estatutos era condición, junto con el pago de la cuota para beneficiarse de las ventajas que le ofrecía la colectividad; se sabe por el recuerdo popular tal y como recoge Ro Zimbeler, la revista informativa de la Asociación cultural “Castiazuelo” (números 1 y 30), que el edificio del Sindicato se inauguró en 1934 tras varios años de construcción a base de peonadas vecinales que dejaron en el lugar un bonito recuerdo de trueques, intercambio de aperos, préstamos de maquinaria y unas largas jornadas de convivencia en el café del Sindicato que centralizaba la actividad cultural y la vida social del pueblo.
Un bello edificio que hoy se yergue en la Plazeta de Castillazuelo reconvertido en Albergue municipal y que, junto con los documentos descritos, recordará al visitante esta singular historia local de camaradería.