Decir Antonio Bamala Mir es glosar la figura taurina por excelencia en Barbastro. Nacido en 1928 en Alcolea de Cinca, pero criado en la ciudad del Vero, Antonio Bamala ha pasado a la historia como el ‘novillero de Barbastro’. La figura más representativa del capote y la muleta que ha dado la centenaria plaza barbastrense en el siglo XX. Así lo conciben desde la asociación de amigos de la plaza de toros, con respeto a su antecesor el también novillero Ataulfo Fierro. La asociación cumple su décimo aniversario como asociación cultural y para celebrarlo ha rendido un homenaje póstumo al diestro, fallecido en 2014 a la edad de 86 años en Barcelona, su ciudad de residencia.
Su viuda donó a la asociación taurina dos trajes de faena que ya lucen en el que presume ser el único museo de la tauromaquia de Aragón. Concretamente se trata de un traje campero o corto, con el sombrero de ala ancha, un medio fundón de estoques, el estoque de matar y el de escabellar, y una capa de brega; y un traje de luces, con sus medias, la montera y el chaleco.
El acto de presentación de los trajes tenía lugar recientemente en el Museo Taurino, en las dependencias de la plaza de Toros, y contó con la presencia de la viuda y demás familiares del diestro, acompañados por cerca de un centenar de aficionados de la fiesta nacional, así como el alcalde Antonio Cosculluela. Todos ellos escucharon las ponencias de los periodistas y expertos taurinos locales Pepe Sánchez y Ángel Huguet que repasaron la historia de la plaza.
Los familiares de Bamala se mostraron emocionadamente sorprendidos al comprobar el grato recuerdo que Barbastro tiene de su novillero. El secretario de la asociación taurina Florentino Fuentes recordaba que «el padre de Bamala era tratante de ganado y empezó a torear en la plaza, llegando a ser novillero en los años 40». Además de en la plaza de Barbastro, también toreó en los cosos de Huesca, la Misericordia de Zaragoza, la Monumental de Barcelona o las Ventas de Madrid compartiendo cartel con grandes nombres como Frasquito, Litri, Pepe Dominguín, …«Como novillero fue muy bueno. Quizás le fallaba a la hora de matar, pero por lo que cuentan las críticas hubiera llegado arriba. En Barbastro sí que le daban orejas», apunta Fuentes.
La abundante documentación que se exhibe en el museo dan buena cuenta de ello, como los carteles, la emotiva poesía firmada por Enrique Gómez, o las fotografías de Ángel Gistau, su mozo de estoque. «Es un homenaje por todos su años de afición. En el museo tenemos muchos objetos de otros toreros, pero nos hacía ilusión tener algo de un novillero de Barbastro. La familia está muy contenta y muy emocionada», explica Fuentes.
Los trajes colocados en sendas vitrinas constituyen una de las joyas de un museo se ha quedado pequeño dada la afición coleccionista de los integrantes de la asociación. «Tenemos documentos interesantes: carteles (una réplica del de la primera corrida de la plaza el 5 y 6 de septiembre de1892, así como de todos los carteles de las corridas habidas en Barbastro), contratos algunos tan antiguos como de 1931, programas de toros de 1911, … El Museo se ha nutrido de donaciones y tenemos muchas», explica Fuentes que es el autor de varias maquetas que se exhiben, una de ellas de la antigua plaza de toros de Barbastro, obra del arquitecto Álvarez Capra que diseñó el coso de Madrid, antes de la construcción de Las Ventas.