Quevedo estuvo en Naval haciendo Dichos
Los pregones que lanzaba al viento con el inicio de las fiestas de la Virgen de los Dolores en Naval José Antonio Orús quedan para la historia recopilados en el libro publicados por la editorial Xordica ‘Pregons de Nabal’, dentro de la colección Simient Negra. Una obra de referencia para conocer los acontecimientos más reseñables, con el tono irreverente propio de la rebeldía festiva, de las últimas décadas del siglo XX y primeros años del presente siglo.
Este alfarero, de Casa Soldau, los recitaba desde el balcón del Ayuntamiento para iniciar las fiestas de verano. El primer pregón lo hizo en 1981, con 38 años, recuperando una tradición extinta con la dictadura franquista. El último pregón lo firma en 2011. A partir de ese año le tomará el testigo Carlos Carruesco -que ya ejerció como pregonero en 1994, 2005 y 2005-, manteniendo así viva una de las tradiciones más celebradas de las fiestas, junto con el dance, emblema de la villa.
La historia del pregón de Naval hay que enmarcarla en los “dichos” que se hacían en las fiestas de enero en honor a San Fabián y San Sebastián y de los cuáles han constancia en el primer tercio del siglo pasado. Consistían en una especie de crítica que se ejercía desde un tablado montado a propósito en la plaza de la villa donde ahora se encuentra el Ayuntamiento (el de aquellos entonces estaba en el barrio viejo).
A través de los “dichos” denunciaban las malas realizaciones llevadas a cabo por las autoridades del momento, las que tenían que hacer y no llevaban a efecto y todo aquello que perjudicaba al pueblo. No estaban exentas las personas particulares; todos y cada uno del pueblo podía ser sujeto de estas críticas; lo cual podía servir como freno para las malas acciones que alguien tuviera la tentación de cometer. Cuenta Privato Cajal, historiador navalés, a propósito de los “dichos”, que en el siglo XVII había en Barbastro un Obispo, pariente o amigo de Quevedo, y que éste, enterado y atraído por la curiosidad de los mismos, subió a Naval y fue invitado a tomar parte de ellos. Quevedo, galante, empezó con cierta elegancia y encomio para los navaleses, pero poco a poco se enredó la cosa.
Una anciana de Naval, Fina de lo Pinchán, hacía memoria de los que ella recordaba porque se los habían contado:
Alguien que se iba a casar y le habían colgado el sambenito, digamos de un poco amanerado (afeminado)
Dime, Francher, la verdá
ahora que naide nos oye
dime si tiens d’aquello
que se les llama cojones.
Él se picó y como debía de existir el turno de réplica, al terminar los dichos le argumentó:
Al ditor que t’ha dictau
Isa coplilla tan güena,
Dile, si tiene una hija,
Y que me la deje a prebas.
La chica en cuestión (Fina me la identifica) “estaba en la plaza y s’en fue avergonzada.”
En la calle Lo Cuadro vive Cupido (guaperas)
Y un poquer más t’abajo, Morrotorcido
En casa de las Castellas
Han fecho una recocina
Y, pa fer la cuchipanda,
Baten güevos con farina. (eran muy lamineras).
En 1972, José Antonio Orús ya recitó un pregón. “Por entonces estaba en Naval el joven cura Antonio Mozás, de Pozán, y redactó el pregón de ese año y el siguiente. Yo los leí cabalgando a lomos de un burro, con muchos jóvenes a mi lado, recorriendo las calles de Naval”, relata.
Pero fue a partir de la década de los 80 cuando junto a su compañero Ernesto Agraz determinaron volver a escribir pregones para la fiesta. “Volvimos al burro, pero, algún año después, vimos la conveniencia de leerlo una sola vez y desde el balcón del Ayuntamiento. Lo de pregonar por todas las calles se alargaba mucho y siempre quedaban vecinos descontentos por no llegar la comitiva a sus rincones”, cuenta. Así durante tres décadas, narrando la historia del lugar, los primeros años en castellano junto a Agraz y luego en solitario en nabalés, con su abuela como correctora para mantener la pureza del léxico local en versos octosílabos.
José Antonio los recopiló “en un librico para consumo del pueblo, pero alguno marchó por ahí y cayó en manos de Alberto Gracia Trell”, escritor y etnógrafo (autor de una serie sobre despoblados en la comarca publicada en Ronda Somontano) quien convenció al editor Chusé Raúl Usón, de Xordica, para su publicación y firma la introducción. “Vinieron a verme para publicarlos, con el aragonés normalizado, porque yo los escribí en nabalés. Hay algunas palabras que he tenido que cambiar para que la obra pudiera ser publicada porque salió con la ayuda del departamento de Lingüística del Gobierno de Aragón”, matiza Orús.
El libro tiene una finalidad de ser crónica de aquellos años, preservar el léxico propio de Naval y contribuir con la asociación de la Virgen de los Dolores.
El pregonero cuenta que ha procurado “ser fiel a aquellas premisas que nos dictaban los dichos sobre la acción o inacción de las autoridades, freno de malas acciones y críticas con ironía”.
Así, como ejemplo de INACCIÓN: (Año 2000, pag. 156)
¡Ha plegau lo Salinar! … voy enumerando posibles causas y sigo:
Deficultades, un ciento.
Betuperios y problemas.
Pero ante istos angulemas,
¿qu’ha fecho l’ayuntamiento?
¿L’han sospesau todo bien?
¿No n’habeba otra salida?
Pos otras veces, tamién
La cosa estuvo jodida
Y nuestros antipasaus,
Con más ilusión que medios,
Al ser menos enculaus
Bien qu’alcontrón los rimedios.
De PONER FRENO: (En 1995: pag. 99)
Hasta ha llegau a sentir
este ingenuo pregonero
que si lo fan por salir
en nuestro pregón fiestero.
Dicho queda. Pero hay más:
Podrez empinar lo codo;
podrez espiazalo todo…
ya no lo pondré… jamás!.
De IRONÍAS: (Año 1999 Pag. 144)
… que en la historia de Naval
y, de manera oficial,
tú, la primer gobernanta. (Habrá habido otras “gobernantas”, mujeres de alcalde).