Aragón gana un aliado de peso en el litigio por la devolución de los bienes de arte sacro en depósito en el Museo de Lérida y que son propiedad de las parroquias altoaragonesas. El nombramiento del ex obispo de Barbastro – Monzón, Huesca y Jaca, Juan José Omella, como nuevo arzobispo de Barcelona da esperanzas a los interés aragoneses ya que el prelado ha sido y es un firme defensor de la devolución de las obras reclamadas desde hace más de veinte años por sus legítimos dueños.
El turolense sigue pensando, en relación al tema de los bienes de arte sacro, lo mismo que pensaba cuando cogió el testigo de Ambrosio Echebarría en 1999 al frente de la diócesis de Barbastro – Monzón, a pesar que el próximo 26 de diciembre lo tenga que hacer desde la silla de jerarquía eclesiástica catalana. «Yo no me contradigo, al contrario, reafirmo lo que siempre he dicho. Hay unas sentencias que dicen que los bienes tienen que volver a quiénes los han reclamado, que son sus propietarios. Me gustaría que esa sentencia se cumpla», aseguraba.
A este respecto, se mostró partidario desde su nuevo cargo en Barcelona favorecer un clima de entendimiento y trabajar por la devolución de los bienes. «Todo lo que sea favorecer el que se cumplan esas sentencias entre Barbastro – Monzón y Lérida lo haré y lo apoyaré. No sé como arzobispo de Barcelona qué se puede hacer, pero todo lo que esté a mi alcance por supuesto que lo haré», señaló.
El próximo arzobispo de Barcelona considera que Aragón debe seguir reclamando lo que es suyo sin «perder la esperanza. Hay que seguir regando y al final se consiguen las cosas con esperanza e ilusión. Sin reñir y sin coger armas pero machando, machacando, … Aragón es tenaz».
Por otro lado, ayer el arzobispo electo hacía pública una carta a todos los feligreses de la archidiócesis en la que mostraba su talante de servicio: «No vengo a imponer nada, vengo a ofreceros mi amistad y a abriros mi corazón. El arzobispo electo de Barcelona también hizo en su carta guiño a las autoridades catalanas, a las que envía «un saludo con respeto y admiración».
Por su parte, el que será arzobispo emérito Lluís Martínez Sistach valoró «muy positivamente» a su sucesor, del que destacó su «inquietud social».