Ante mi cabreo iba a mandar una carta al buzón del lector, pero me digo, ‘cuéntalo en una columna’. Y aquí estamos. Nos quejamos por que los jóvenes se pasan el día pegados al móvil, pero, ¿qué otra cosa pueden hacer en Barbastro?
En San Fermín, el Parque de la Sal, la Cooperativa, el Pedro I,…, había canastas y pistas para hacer deporte. Las quitaron. Comprensible si molestaban a los vecinos. Pero no se pueden eliminar zonas esenciales para el bienestar de los vecinos y no reubicarlas. Hoy, en Barbastro, si alguien quiere practicar baloncesto en un parque, sólo puede hacerlo en una canasta solitaria, en tierra, en el barrio de San Juan, en el Parque de La Mina y en el barrio San Valentín. Ambas inaccesibles para la mayoría de niños del pueblo.
El deporte es salud, es vida. Pero ¿dónde se ejerce este derecho en la ciudad del Vero? Cuando los niños dejan de ser ‘bebes’ y jugar en los armatostes que copan todos los parques del pueblo, ¿qué opciones tienen de esparcimiento libre? Los unos por los otros estamos privando a una/s generación/es a desarrollarse de manera sana, tanto física como emocionalmente. Es vergonzosa la herencia que les estamos dejando.
Documentándome sobre los beneficios del deporte para los jóvenes (innumerables tanto en lo bueno como en lo malo ante su dejadez) me he topado con un estudio de la OMS que “indica que la mayoría de los adolescentes del mundo no realizan suficiente actividad física, y que eso pone en peligro su salud actual y futura” (https://www.who.int/es). Pues bien, en el caso de Barbastro, todos los vecinos somos responsables de ello, unos por no hacerlo y los otros por permitirlo.
Es demagogia argumentar que pueden subir al “poli” (ocupado siempre por juego reglado), pista del campo de fútbol, parque de La Mina, SMA, porque un niño/joven no pueden acceder a esos lugares de manera independiente (otro aspecto fundamental para su desarrollo).
Y luego pasar por los colegios, uno en cada zona de Barbastro, y solo falta que corran barrillas como en el desierto. Se cae el alma a los pies. La explicación a que estas zonas deportivas estén cerradas es lo complicado que resulta abrir los colegios, dado que en su gestión interfieren varias instituciones, léase Gobierno de Aragón y Ayuntamiento. Administraciones que bien se ponen de acuerdo para tramitar otros asuntos, mucho más complejos que una cesión de uso, pero éste parece ser un tema que no tiene la importancia debida, ¿o es que los jóvenes no votan? ¿¿De verdad que somos Ciudad Amiga de la Infancia por UNICEF??? Si sus necesidades no son solventadas por los mandatarios tendremos que hacer fuerza los padres. Tampoco valen las habituales respuestas ‘Es lo que hay’, ‘No se puede hacer nada’.
No, no es lo que hay. Todo se puede cambiar con intención y ganas por parte de quien corresponda. Y en este caso corresponde a todos, pues todos tenemos descendientes en una medida u otra.
Y lo veo tan fácil, que no lo entiendo. Se contrata un seguro de responsabilidad civil (y penal si es necesario) y una persona de seguridad que vigile. Todas las tardes y fines de semana. Por supuesto previo acuerdo de las instituciones. ¿Qué tan complejo es cómo para no poder llevarse a cabo? ¿Hay otras alternativas?
Después, salgo del centro de salud tras 4 días de espera (tuvimos suerte) y por la ventana veo la inmensidad. De nuevo se me cae el alma a los pies. Sería un lugar ideal para unas pistas de deporte. Fútbol, baloncesto, frontenis, tenis, pádel, patines, skate, parkour, TODO, PORQUE NO TENEMOS NADA. Entiendo que ese lugar ya está destinado a lo que está, pero hay otro solar muy cerca, aunque más pequeño. Pese a ello, el tema de los colegios sería ideal, puesto que estos lugares quizás serían usados por personas mayores (que pueden acceder a sitios más alejados) y privarían de su uso a la juventud y niños.
Para terminar, solo una reflexión. Ojalá que todo ese espacio destinado al nuevo centro de salud tenga una utilidad y no se convierta en un símil con los ‘aeropuertos fantasmas’ que pueblan el territorio español. Tanto espacio ¿para qué? si cuando estamos enfermos no somos atendidos por nuestro médico de cabecera. Realmente sigue existiendo esa figura si cuando estamos enfermos nunca nos puede atender. Siempre es en urgencias (tras horas) con el doctor que toque y cuando finalmente nos atiende, el problema ya está solucionado. Aquella relación de antaño se está diluyendo.
Quizás sea que ¿el nuevo centro de salud va a venir con un pack de nuevos médicos? Si la plantilla sigue siendo la misma, reitero, ¿para qué esa barbaridad de espacio? Ganaríamos todos en salud si ese espacio se destinara a la salud de nuestros jóvenes, pero claro, ‘eso es imposible’.