Los vecinos de Berbegal podrán profundizar en sus raíces gracias al titánico trabajo de investigación y rastreo de archivos que ha realizado uno de los hijos de la localidad, Arturo Santolaria Ara, residente en Bruselas pero con casa en la población que vio nacer a sus padres. Arturo es un reputado arquitecto (entre sus trabajos figura la sede de la OTAN en Bruselas) pero también podría ganarse la vida como historiador, una pasión a la que se entrega en cuerpo y alma desde su jubilación. Es socio protector del Museo Diocesano Barbastro – Monzón, aficionado a las antigüedades, a la heráldica y a la simbología.
Fruto de esas pasiones, y por su amor a Berbegal, este verano donó a la villa 5 ejemplares de la obra ‘Pintura de la historia de la Iglesia, que contiene los sucesos mas importantes, como son, la primera edad del Cristianismo, las Persecuciones, los ilustres Martires, los antiguos Solitarios, los Padres y Doctores de la Iglesia, los Concilios generales… y generalmente los hechos mas curiosos de esta Historia’, cuyo traductor del francés al español fue Francisco Antonio de Escartín, hijo ilustre de Berbegal que junto con su hermano Joaquín fueron además los fundadores de la gaceta ‘Correo literario de la Europa’, editada en Madrid entre 1781 a 1787.
La próxima donación que realizará al Ayuntamiento Arturo Santolaria será su trabajo de rastreo cronológico de los apellidos existentes en la localidad a lo largo de la historia. De momento, y tras un trabajo de más de treinta años de investigación, ya ha reunido 3.000 entradas correspondientes a los apellidos de los “habitadores” (término que aparece en los registros consultados), las más antiguas se remontan a 1.175 y las más modernas llegan a principios del siglo XX.
Una tarea no exenta de dificultades. “El problema aquí y en otros sitios es que en la Guerra se quemaron los archivos municipales y diocesanos -explica-. En Berbegal quedaba un índice de los bautizos y las defunciones desde 1600 hasta 1951, pero sólo aparecen nombres, apellidos y año. Hay algo de 1860 -70. La familia de mi madre era infanzona y hay protocolos notariales, capitulaciones matrimoniales, procesos de infanzonía en Zaragoza, … todos esos documentos los he ido buscando y gracias a Internet muchos documentos están digitalizados. También he encontrado documentos de los Ara en la Biblioteca Nacional y listas de vecinos porque un antepasado fue secretario y otro alcalde y tenía listas de vecinos con las aportaciones que se daba por cada casa para el médico. También me ha ayudado mucho la página web GenAragon”.
Este trabajo partió de su deseo de realizar un árbol genealógico familiar cuyas raíces ha conseguido datar en el siglo XVI. “Empecé buscando los apellidos de mi familia y me encontré apellidos de gente del pueblo, pero como no había archivos decidí crear un documento que pueda servir para aquel que quiera conocer a sus antepasados”, explica. De su estudio extrae interesantes conclusiones: “Muchos padres y nietos se llamaba con el mismo nombre y ha sido difícil de identificar. La nobleza es la que utiliza el doble apellido para demostrar su linaje. La gente del pueblo llano tenía un apodo por el oficio o apellido toponímico, la mayoría de los apellidos son de pueblos de la montaña, muchos hoy en día despoblados. El “de” también se va perdiendo y allá de 1840 y 70, se realiza un registro civil que no existía y se quitan los privilegios. Un Juan de Ara pasa a ser Juan Ara”, detalla.