A partir del siglo XIII la plaza del mercado se convirtió en el eje comercial de la ciudad de Barbastro. Allí residían principalmente mercaderes y en las plantas bajas estaban las botigas con sus productos.
En el siglo XVI una de estas botigas pertenecía a don Luis de Berenguer que la había heredado de su padre. La botiga tenía un patio que llamaban vulgarmente las caldererías, con lo cual podemos pensar que en ese patio había calderas, posiblemente para destilar esencias. Además especifica el documento que lindaba con las carnicerías de la ciudad y que lindaba con dos calles públicas.
La cuestión es que el padre de Luis Berenguer levantó una obra que no gustó al Concejo porque estéticamente no debía quedar muy bien y le pidieron que “disimulase la obra”.
El padre ofreció en cambio construir la casa y que siempre que en dicha ciudad se faria fiestas de toros et o otras alhegrias tenia et aparejaria la casa et obra … para que los dichos justicia et juratos que la veyen. La casa al final se terminó y fue la vivienda del hijo y se habían programado toros para las fiestas de San Juan y el Concejo mandó a Berenguer un procurador recordándole la promesa que hizo su padre. Ahora faltaría saber cómo eran esos toros y Algrías, ¿eran toros embolados?