Su perfil: Se llama Lorenzo Mur. Es Barbastrense. Profesor de geografía e historia en el instituto Martínez Vargas. Ha estudiado, además, Filología Hispánica. En 1998 comienza su tesis doctoral sobre la Abadía de Montearagón a lo largo de toda la Edad Media (desde el 1086, la fecha más probable de fundación, hasta el 1500).
Durán Gudiol y Carlos Escó habían estudiado los orígenes pero, hasta la fecha, no se había editado ningún documento sobre el tema. Lorenzo Mur transcribió muchos de estos documentos que, en parte, han sido publicados. Casi todos los índices, códices y pergaminos que consultó se encuentran en el archivo histórico nacional. Después, realizó el estudio histórico, con lo que tuvo que leer muchísima información sobre el periodo para contextualizarlo. Gracias a ello, comenta, «descubrí aspectos que no había estudiado en la carrera y que no estaban puestos en valor. Uno de ellos, de los más importantes, es la cruzada de Barbastro de 1064. En la Universidad te explicaban que las Cruzadas eran en Tierra Santa, con Ricardo Corazón de León como protagonista. La de Barbastro inicia el ciclo de las cruzadas a nivel cristiano». Ahora ha escrito su primera novela histórica con el título «Wasqa. El juicio de Dios», de 560 páginas, de la que dice la editorial, VíaMagna: «Cuando el odio y la ambición llevan a un noble sin escrúpulos a destruir todo lo que le rodea, nadie puede escapar a su furia sin arriesgar lo que más quiere«. La obra fue presentada en la ciudad del Vero en el transcurso de la Semana de las Letras y las Ciencias.
P. : ¿Qué importancia tuvo la abadía de Montearagón, eje de tu tesis doctoral, en la Edad Media?
Lorenzo Mur: Sería el equivalente al Pueyo en Barbastro a la hora de conquistar ciudades musulmanas. La forma que va a pensar Sancho Ramírez y que luego continuará Pedro I o Alfonso I es hacer una fortaleza muy cerca de la ciudad para asediarla continuamente, para no dejarles descansar y, por agotamiento, lograr una capitulación.
P. : ¿Por qué has situado tu novela en un momento histórico tan concreto?
Lorenzo Mur: Finales del s. XI es un periodo interesantísimo. Pasan cosas tremendas. El Papa comienza a intentar tener prestigio y autoridad. Intenta tener el control del mundo cristiano frente al emperador germano. Para ello necesita recursos económicos, por lo que se lleva a cabo una reforma en el papado que incluye la aparición de los diezmos, que se generalizan en esta época. Además, el Papa sutituye en España el rito mozárabe o visigodo de la liturgia por el romano para que no se considere como una herejía por los peregrinos que llegan a España recorriendo el Camino de Santiago, principalmente atravesando el Somport. Además se intenta reformar el clero y asemejarlo al europeo.
P. : ¿Qué intereses tiene el Papa en nuestra península?
Lorenzo Mur: El papa cree que le pertenece la península Ibérica desde los tiempos de san Pedro y que los musulmanes se la han arrebatado. En 1068 Sancho Ramírez se declara vasallo del Papa, así que buscan un enemigo común donde los caballeros cristianos puedan encontrar riquezas. Ese lugar es la ciudad musulmana de Barbastro, que se encontraba desprotegida, sin apoyos, mal defendida y no se esperaba un ataque. Además los cristianos han evolucionado su armamento. Utilizan cotas de mallas, protecciones en los caballos, velocidad de carga, aprenden a utilizar la lanza debajo del hombro, protegerse las piernas con el escudo…No así los musulmanes.
P. : ¿Cómo fue ese ataque al Barbastro musulmán?
Lorenzo Mur: En Barbastro hubo una verdadera masacre llevada a cabo por las tropas del Conde de Urgel y los francos. Pese a que sería zona de influencia aragonesa, Sáncho Ramírez no participaría directamente. Las taifas de Huesca, Lérida y Zaragoza no les auxiliaron. Se expolia la máximo la ciudad en hombres y posesiones. Los arrasan. A cambio obtienen grandes ganancias del rico mundo musulmán, heredero del mundo romano, que controla todo el comercio del Mediterráneo por lo que poseen telas preciososas, marfiles, oro y plata que escasean en Europa. Todo lo que expoliaron en Barbastro lo llevan a francia. Por ello en el Cantar de gesta conservado se refleja una visión idílica de la ciudad. En realidad fue una salvajada.
P. : ¿Siempre eran las batallas entre cristanos y musulmanes así de crueles?
Lorenzo Mur: En absoluto. La forma de conquistar no es la propia de los cristianos peninsulares porque ellos intentan mantener la población aunque sea de origen musulmán. En España no había ese odio porque los musulmanes eran habituales entre la población. Sancho Ramírez se da cuenta de que los francos y el papa le pueden comer el terreno. A partir de la batalla de Barbastro vienen más ejércitos ultrapirenaicos con el mismo objetivo.
P. : ¿Todos estos hechos históricos los reflejas en tu libro?
Lorenzo Mur: Efectivamente. La Cruzada de Tudela, en 1087, donde arranca el libro, estaría en la zona de influencia aragonesa. Había peligro de que las taifas se volvieran a unificar tras la victoria de los almorávides reciente y quisieran reconquistar territorio. Por ello los francos vienen a prestar su ayuda en la península. Pero se intenta que no pase lo mismo que sucedió en Barbastro, lo cual sirve de escusa para explicar lo ocurrido en nuestra ciudad.
P. : ¿Es un libro de batallas?
Lorenzo Mur: Aunque la portada haga pensar en ello «wasqa» no es un libro meramente bélico. El libro recoge los hechos históricos ocurridos en Aragón durante diez años, de 1086 a 1096, cuando ocurre la batalla de Alcoraz, que le da fin, pero no se queda en la batalla, sino que ahonda en la sociedad de la época.
P. : ¿Cómo es la sociedad del momento?
Lorenzo Mur: Intento mostrar cómo debería de ser la sociedad del s. XI: el mundo musulmán y el cristiano. En ella aparecen personajes reales, como los reyes Sancho Ramírez, Pedro I, Doña Sancha o los nobles tenentes de Montearagón que participan en la conquista de Huesca: Fortunariol o Galindo Dat y los dirigentes musulmanes. En todos ellos, claro está, el carácter y los rasgos físicos son pura invención.Pero la novela recoge muchísimos aspectos verídicos. El campesino Iohan de Acumuer, por ejemplo, refleja la situación de los campesinos libres y el malo, Galindo, perteneciente a la nobleza, lo presiona para que entre en servidumbre.
P. : ¿Y la relación cotidiana entre cristianos y musulmanes?
Lorenzo Mur: El mundo de la época no es blanco o negro. Cristanos y musulmanes se conocen. Pedro I, el propio rey, firma los documentos en árabe y podría vestir a lo árabe. Ahora no imaginamos a Rodríguez Zapatero con chilaba.
P. : ¿En qué situación se encuentra la mujer de la época?
Lorenzo Mur: Una de las cosas que quería reflejar en la novela es el mundo de la mujer a finales del s. XI porque tenemos una visión muy misógina. A la mujer se le considera inferior al hombre en la Edad Media por su cuerpo, que es menos caliente según la medicina de galeno. Y cuanto más caliente y más velludo se consideraba más perfecto. Además, el cuerpo de la mujer no es capaz de purificar la sangre y por ello es más carnal. Muestra del pecado original. Pero hay unas razones intelectuales detrás para que a la mujer se le considere inferior al hombre. Por ejemplo, el derecho de pernada no se llevaba a la práctica. Sería una forma más de justificar un pago, una redención para el señor feudal. También, la Condesa Doña Sancha era administradora de la sede episcopal de Pamplona, porque una mujer no podía ser nombrada obispo, pero su poder era similar. Y vamos a llegar al final de la novela y ver qué papel tienen las mujeres en la batalla de Alcoraz…
P. : La novela, además, muestra algunos aspectos que todavía perviven en la tradición oral.
Lorenzo Mur: Sí. Siglos después de la batalla de Alcoraz se difunde la leyenda de san Jorge, que se narra en el libro. Además, en él se nombran a las santas de Adahuesca, Nunilo y Alodia, un hecho bastante anterior pero que empaña las relaciones entre unos y otros porque el balí de Huesca considera el matrimonio de sus padres como una traición. En realidad, no eran habituales los matrimonios mixtos y el amor, como es sabido, quedaba en un segundo plano. También hablo de la brujería, ya que Orosia, la mujer de Iohan, utilizaba plantas curativas, por lo que es acusada de practicar malas artes. Y aparecen algunas costumbres paganas que se sacralizan, como la Navidad. Son como pinceladas para formar una visión global de la realidad del momento.
P. : ¿Por qué has elegido el nombre «wasqa» para titular tu novela?
Lorenzo Mur: Quiero reflejar que ésto también ha sido territorio musulmán. La visión, lógicamente, que voy a dar es la de los cristianos porque no te puedes escapar de la cultura que tienes, pero no todo es blanco y negro. En otra época tuvimos otra cultura de la que también podemos sentirnos orgullosos porque en esos momentos era la cultura más avanzada. Para un musulmán era obligatorio saber leer y escribir para poder leer el corán. Los cristanos, en cambio, como eran analfabetos no entendían la biblia.
P. : Desde la aparición de tu libro se ha retomado el debate sobre el nombre de Walqa…
Lorenzo Mur: Parece que fue un problema de grafismo. La» S alta» acabó convirtiéndose en «L».
P. Elegiste una editorial nacional para editar tu libro…
Lorenzo Mur: Cuando decidí publicar la novela detecté que no había tan apenas literatura medieval aragonesa novelada. Sí en cambio andalusí, castellana y catalana. Así que me pregunté: «¿Lo aragonés interesa? Como somos tan pocos…» Y mandé la novela a algunas editoriales. La primera que me respondó, VíaMagna, ha editado el libro. Tenemos que reivindicar aspectos como que España no es sólo Asturias y los territorios reconquistados. Y que no todos los del norte somos terroristas.