A pesar de que muchas veces no le damos importancia a nuestros pies, contar con un buen cuidado de los mismos puede evitar muchos problemas de salud futuros relacionados tanto con el pie como con las rodillas, las caderas o incluso la espalda. Por ese motivo, cada vez son más las personas que deciden ir a un podólogo en Madrid donde poder disfrutar de un servicio pleno de podología con el que poder ganar en salud y con el que tratar los problemas que nos encontramos con más frecuencia. No obstante, y como es habitual a la hora de recurrir a un servicio como este, si queremos ver buenos resultados, deberemos acudir a un buen profesional que no solo sepa darnos la mejor atención personalizada sino donde tengamos la seguridad de poder contar con la mejor tecnología disponible.
¿Qué buscar en una clínica podológica?
En primer lugar, y como ya hemos comentado, deberemos buscar un centro donde la profesionalidad y la calidad sean la base de su trabajo ya que solo así conseguiremos el servicio que buscamos. Además de eso, lo ideal será contar con un equipo multidisciplinar en el que no solo nos encontremos podólogos sino también fisioterapeutas y técnicos ortopédicos ya que solo así conseguiremos un estudio global y un diagnóstico más certero antes de proceder al tratamiento que sea más favorable en nuestro caso.
Por otro lado, la gran mayoría de las clínicas podológicas también suelen contar con un servicio de venta y de alquiler de productos que normalmente se emplean para tratar los problemas que se ven más a menudo en consulta o que pueden ser un complemento ideal para una rehabilitación. En ese sentido, contar con un servicio así tiene una doble ventaja ya que no solo podremos conseguir los productos que mejor nos vengan en función del tratamiento que nos hayan recomendado sino que de nuevo estaremos asesorados por profesionales especializados en el sector que sabrán decirnos cuál es la mejor opción para nuestro caso en concreto.
Por último, y a pesar de que hay algunas patologías que se suelen ver muy a menudo en este tipo de clínicas, como por ejemplo puede ser la fascitis plantar, el pie del deportista, los dedos en martillo, etc. hay otra serie de patologías que son menos habituales y que en ocasiones requieren de un tratamiento especial que no podemos conseguir en cualquier clínica. Por ello, será fundamental cerciorarnos de que realmente van a saber tratar nuestro problema y de que van a poder darnos la solución que estamos buscando; algo que sin duda conseguiremos solo si acudimos a un buen profesional.
Los pies: los grandes olvidados
Por otro lado, no podíamos hablar del trabajo de los podólogos y de las clínicas podológicas sin mencionar un aspecto clave de los mismos: los pies. De hecho, los pies son una de las partes que más solemos descuidar en nuestros cuidados diarios, bien porque no les damos importancia bien porque pensamos que no requieren de una rutina diaria como la que podemos tener a la hora de cuidar nuestra higiene dental o de lavarnos las manos.
En ese sentido, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los cambios en la temperatura así como la sequedad y la humedad de los distintos ambientes influyen en la salud de nuestros pies. Por ese motivo no es de extrañar que la mayoría de la gente tenga la piel de los pies seca, dado que son pocas las personas que se hidratan los pies correctamente para evitar que aparezcan las típicas durezas que además se ven agravadas por las malas posturas que adoptamos en nuestro día a día. Por ello, lo ideal será emplear una crema hidratante, e incluso una crema a base de urea si vemos que tenemos grietas en nuestros pies. Pero eso no es lo único que podemos hacer para tener unos pies sanos dado que la higiene también será fundamental para ellos, evitando el contagio de hongos y manteniendo a su vez la piel en buen estado.
Por último, también será fundamental el calzado que usemos, tanto en verano donde es habitual usar cualquier tipo de chancla (que suelen provocar muchos problemas que más tarde debemos tratar con un podólogo) como en invierno, donde a menudo los zapatos y las botas causan durezas y rozaduras. Por lo tanto, deberemos usar un zapato cómodo, que facilite la transpiración del pie y que lo sujete de forma adecuada.
Finalmente, y a pesar de que estos consejos los podemos aplicar desde casa, si en verdad queremos un buen cuidado de nuestros pies, una visita al podólogo en Madrid será la mejor opción a nuestro alcance.